sábado, 20 de septiembre de 2014

Mi vecino

Amigo viajero del sueño.
Amigo imagen de infancia.
Amigo persecutor de futuros,
tímido sobre rieles,
simple y sonriente,
congelado en bondad.
Viejo carismático,
lindo eterno,
compañero de meriendas,
tandem de letras,
co autor de amorosas cartas,
sucias canciones de despertares juveniles,
juguetón con mis recuerdos,
Música.
Sos música en mi cabeza.
Una inmensa biblioteca que amuebla mi cabeza.
Un agradecimiento veraz a nuestra conexión.
El idolo, el mejor, el hermano mayor.
Son solo palabras. No, no lo son.
Son realidades dibujas con armonia.
Todo lo vivido es abono. Mis pies, absorventes sin mira, no han parado desde aquella época.
El nutriente recorre los flecos de mis venas como colas de barriletes.
Y parece exagerado, pero fue y es, espero, será.
Algo nos puso en el camino, y si bien, nuestros minutos unidos no alcanzan un porcentaje amplio de estas vidas, el zumo es concentrado, y puedo jurar que tan valioso como imperecedero.
Siempre resongue velando por más tardes en compañia, por más cercanía en los horarios, por menos agua en el oceano. Pero de alguna manera no pasó.
Hubo un inmenso año de diferencia cuando los grados eran importantes.
Los zumbidos de las raquetas que no presencié.
y unos años en los que la alquimia de crecer hizo que buscaramos cobijo en otras personas que no conociamos para forjar nuevas uniones, que brindaran experiencias por descubrir.
Pero mira, las vueltas y la vida, mira, y te digo mira y no mirá. Mira como son las cosas, como son las químicas, pero sobre todo, como son las raíces de largas.
Me siento feliz de que en años hayamos podido sortear las eses del zigzagueante camino, para dar a parar en un río, manso, donde tu cara cobra fuerza, donde las charlas sigan dandole acuarela a la memoria, esa que hoy, como tantas veces me recuerda que es el cumpleaños de alguien que quiero.
Lo bueno de esta vez es que la carta te va a llegar, otras veces le escribía a un frío blog con la ilusión del reencuentro.
Te abrazo en este puerto, donde las cosas van y vienen, pero lo importante queda.
Por muchos más Pachi querido.

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