sábado, 9 de mayo de 2020

When I Sixty-Four


Cuando tenga 64 tiraba Paul.


Cuando tenga 64 la espalda me va a doler más que ahora. Las rodillas también.

Tengo la imagen de los dedos meñiques del abuelo y creo que así serán también. Por su parte espero heredar su pelo. Las canas las vengo bancando desde los 14 años, así que apuesto por esa suerte.


Cuando tenga 64 quizás Argentina ya esté por fin levantada. Es un sueño muy grande. Lo sé. ¿Pero y si por fin mi generación empieza a cambiar las cosas y no coge el camino fácil que vienen transitando año tras año cada gobierno? El país es hermoso por naturaleza, y tiene gente magnífica. La materia prima está a punto. Manos sobran, mi añada ya va para 40, creo que sería un buen momento para empezar a girar el timón y dejar que la política sea como un Boca - River.


Y si está levantada y en paz. ¿Quién te dice que no me vaya a remojar los pies al Paraná? Evocaré tus interminables caminatas por la costa, y seguiré amando ese cielo tan único.


Cuando tenga 64 espero tener algún hijo rondándome, libre como yo fui, con grandes valores que le enseñaré. No quiere decir que los adopte, no tiene por qué.


Cuando tenga 64 mis plantas estarán preciosas, porque las regaré como la abuela hacía. Porque les hablaré y porque así, de alguna forma, recordaré tu jardín, a veces mío.


Cuando tenga 64 diré que aprendí de vos cuando me digan que algo está rico. Seguiré agasajando con bellas mesas y entrega total a mis invitados. Porque así somos. Porque así nos gusta. Porque que en ese gesto hay un amor entre líneas. 


Cuando tenga 64 seguiré aprendiendo. Tocaré con más amor las pieles de otros. Intentaré no molestar y valerme por mi mismo.


Cuando tenga 64 y mi piel cuelgue recordaré con gracia cuando escribí esto. Aunque, al contrario que le pasa a Paul, los que hacen música acceden más rápido a sus canciones, además otros se las recuerdan, o son recordados cuando son escuchadas. Para la gente que escribe es difícil recordar los textos, es difícil compartirlos, y más difícil es que los lean. Por tanto, no sé si me acordaré de este. Pero confío ciegamente en mi memoria.


Cuando tenga 64 lloraré con libertad y no como ahora.


Cuando tenga 64 me van a seguir gustando los ariscos gatos, me gusta cómo se comunican, cuando solo ellos quieren, y que su dueño, o eso cree él que es, lo entiende así, lo acaricia y siguen juntos. Casi con una distancia acordada. No como la nuestra.


Cuando tenga 64 seguiré estando lejos de algo. Lo sé.


Cuando tenga 64 estaré muy cerca de algo que se me sigue presentando misteriosa, quizás, cansado, la acepte sin tantos recelos. Para eso, hasta entonces, seguiré saliendo al sol y maravillándome cuando sale una hoja nueva en la parra. Saldré a la lluvia y mi recuerdo me va a llevar a vos.


Cuando tenga 64 seguiré amando la música. Porque así crecí.


Cuando tenga 64 Central seguirá siendo mi pasión más grande.


Cuando tenga 64 espero seguir viajando, seguir subiéndome a motos, coches, barcos, aviones, bicis, trenes y autobuses. Espero seguir.

Cuando tenga 64 desearé que estés bien, como hoy lo hago.


Cuando tenga 64 espero que alguien me necesite de la misma forma que el Beatle se lo pregunta.


Cuando tenga 64 espero ser útil, creo que es un acierto de palabra la que escogió Paul, ¿qué más en este mundo se puede desear?


Cuando tenga 64 maldeciré todos estos días y los pasos que me alejaron de vos. Pero agradeceré que mi camino fue ese y fue dictado por el destino y en libertad.


Cuando tenga 64 no voy a querer tenerlos.


Cuando tenga 64 voy a querer tener los 38 que hoy tengo.


Cuando tenga 64 voy a amarte como ahora.


Cuando tenga 64 entenderé las cosas que hoy no entiendo. 


Cuando tenga 64 el mundo será tan veloz que vamos a extrañar ese rato con una taza de té mirando al infinito, perdiéndonos, divagando intentando llegar con la cabeza a un lugar que no pedimos. Esa fuerza que se hace al pensar, pero sin coacción. 


Cuando tenga 64 voy a querer que el tiempo pase muy lento, para apreciar todo sin que se escape nada. Para detenerme en lo que hoy no puedo. Para detenerme por fin un rato. 


Cuando tenga 64 me va a seguir encantando meterme en la cama.


Cuando tenga 64 voy a seguir extrañando que me pongas un paño frío cuando tenga fiebre.


Cuando tenga 64 me va a seguir gustando el cine, o lo que quede de él, lo veo en vos, me da esperanzas.


Cuando tenga 64 espero seguir acompañado en la vida.


Cuando tenga 64 pediré perdón fluidamente, sin tapujos.


Cuando tenga 64 enseñaré.


Cuando tenga 64.


Hay cuando tenga 64.


Cuando tenga 64 recogeré lo sembrado. Espero haberlo hecho bien. Uno siempre lo quiere.


Mamá, quédate tranquila, lo hiciste bien. 


Cuando tenga 64 espero que los flashes de felicidad sean más, mejores, más potentes y duraderos. Que las despedidas desaparezcan y solo sean bienvenidas. Que los abrazos fundan corazones. Que las miradas se puedan aguantar aunque haya lágrimas en los ojos. Que agarrarte la mano sea posible. Que por mi piel siga tu olor. Que por mi vista siga recociendo los sonidos que te forman. Que en mis oídos duerman tus palabras. Que en mi corazón sigas bien arropada. Y que mi paladar siempre guarde memoria de tu amor incondicional.


Cuando tenga 64 como vos hoy, vos estarás en mi como yo en vos.


Te amo. Te extraño. Te quiero bien.

martes, 5 de mayo de 2020

Antes (V 2.0)


Llevo días escribiendo dentro de mi cabeza.

Confecciono el libro de mi vida, juego a que mi blog es famoso, pero sobre todo,  me pincha la mina del lápiz que distribuye las palabras que serán tu próxima carta.

Me clava que no me sale de corrido, me salen grandes frases, pequeños remates pero no una cosa iluminada, bien aseada y contundente.

A su vez ocurre que las que se empiezan a dibujar, se desmontan.

Mi lápiz mental es como una moto que en vez de rueda delantera lleva un distribuidor de tinta, y de trasera una gran goma dictadora a la que no se le escapa nada.

Tendría que ir con la grabadora a cada paso que doy, pero no me veo corriendo y apuntalando la idea de esa forma, de la misma manera que no creo que sobreviva al agua de la piscina, conduciendo es una locura no pensar en otra cosa que no sea eso,  pero el cerebro no entiende de señales de tráfico para ideas, y las sigue lanzando a la carretera, el tema es que el cerebro no retiene, está prohibido parar y estacionar en toda la longitud del recorrido, así que, como entraron a la autopista de mis pensamientos, salen, no preguntes por dónde, ni yo lo sé.

 

¿Estaré haciendo muchos test en la autoescuela o me parece?

 

No hay excusa, nunca las hubo, no son más que un refugio de 2 metros para una jirafa.

He de lanzarte más letras de las que te llegan, o al  menos hacerlas constar en algún soporte que sirva de testigo, ya que las dichas o se ensucian o no brillan o vienen acompañadas de gestos que no vienen a cuento.

 

No queda lindo que te diga” te amo” mientras unto una tostada y no separo los ojos de la manteca, ni que te diga: ¡qué linda camisa llevas! si te la pusiste ayer y no me percaté, tampoco veo poético hablar de tu inteligencia y tu dulce carácter mientras me saco un pelo de la nariz.

En el papel, por ejemplo, no sabes si tengo un moco hecho bolita en la mano izquierda, lo que cuenta es que la flor que te hice y te doy con la derecha, no la corté, no la dejé sin vida para ofrendártela, como a vos te gusta.

 

Hoy dejo esto, acá, aunque sea medio público, porque así lo creo, aunque no te guste del todo,  pero necesitaba que este borrador cobrará algo de vida, con la promesa eterna de más.

Porque sé que se puede.

Porque odio no hacerlo, tanto como tener una guitarra y no tocarla, pero todo a su tiempo. Excepto nosotros que inventamos el nuestro.

domingo, 3 de mayo de 2020

Granjero busca esposa 2.0


Clamas por mi respuesta. Anhelas saber de mi sin querer mostrarte más.
Dura madera conoció esta roca y juntos adornaron un paraíso curioso.
Vas buscando esas claves que nadie tiene.
Te apunta a la sien esa vorágine de tener atado el presente para jugar con el futuro. Sin pensar en todo el pasado que estas fabricando.
Viviendo el hoy te puedo dar lo que podes ver.

El revuelto que se concentra de los pies a la cabeza está por brotar. Es una pena que para vivir algo lindo se resignen bellos momentos.
Pero somos buenos apaleando estos desniveles. Si hay algo de ti que me hace brillar los ojos, quizás sea eso: esa, esta, sencillez.

A veces te inquietas y me ves apacible y eso te desborda, desdobla.
Siempre pienso en no ser una cárcel (como dice el bueno de Manolo), surfero tierra adentro prefiero, antes que eso.

Es jodido no demostrar, es rudo defecto.
Es mochila invisible, es la isla antes de la revolución.
Tus intervenciones, tus lágrimas no son en vano, y si lo piensas, me aseguraré de tirar esa imagen abajo como los árboles de la Amazonas.

Juzgo sin ser superior como crees. E intento salir de la maraña, en ocasiones esos movimientos de escapismo duran más que menos, espero como siempre, zafar a tiempo.

¿Puedes ver que sigo con tu sabor en mis labios? No hay sombra que quiera más para mi sombrero. No hay andar que desee más a mi lado.

Si sigues entendiéndome, vamos a bailar hasta el último waltz. Si logro seguir haciéndote reír, podré ver en esa sonrisa la de mis hijos.

Vuela un rato, toma aire, falta poco, siempre es así, siempre los cuerpos flotan (vivos o muertos).

Las noticias informan que tu mano tendrá más anillos.

*escrito el 12 de octubre de 2011

Tour por mi


Me gustó aquel titulo que surgió aquella tarde de primavera Rosarina.
Fue una buena manera de describir el viaje que hacíamos, que hiciste.
La palabra no es "gracias".
Pero siento una cosquilla de plenitud al mirar ese sueño ya pasado.
Has caminado por mis calles, te has encontrado con el "odio" que siento al llegar, esas colas interminables para nada que en ningún otro lugar (excepto USA que desconozco pero sospecho) encontrarás. Has visto la contaminación, el poco respeto hacia el prójimo que se dibuja por esas arterias.
Has comido donde yo comí durante 20 años y varios viajes. Pudiste tocar a mi madre, escuchar a mi hermana, ver a mi padre, subirte al coche de mi tío, saludar a mi tía, beber junto a mi abuela, comprar en el súper de a la vuelta.
Has escuchado demasiados pajaritos, has sentido el futbol, mis amigos te han rodeado, quizás de todo un poco, pero todo es algo y poco es mucho.

Me he sentido feliz de que entraras en hogares humildes, islas preciosas, canoas anochecidas, sin tornillos, sin sonido, con calma, con estrellas, con magia.
Me he sentido feliz.
Y hace tiempo que esta palabra no salía tan rápido de mi boca.
Me has visto sufrir el desarraigo emocional que significa volver a esta vida.

Has comido helado, asados, chinchulines, ñoquis, malfattis, lasaña, milanesas, carlitos, empanadas turcas, facturas, chipás, bizcochos, galletitas, pescado asado.
Hemos podido encajar un viaje dentro de otro, dentro de otro, dentro del mio.

Has estado el día que cumplía años.
Has estado en la foto que quería, con los que quería.

Has podido entender a ese cura. Te has bancado mil horas paradas, mil camas ajenas, mil baños pequeños, mil noches sin sexo, otras tantas sin gatos.
Has cruzado el océano (en principio) por mí.
Te han regalado abrazos, palabras, sonrisas, ríos, mares, soles, cielos, rosas, verdes, patios, tiendas, plata, cruces, música, vida.

Hace días que llevo esto dentro y no puedo sacarlo, hace semanas que no escribo y menos a vos.
Hoy que estamos próximos. hoy que es hoy y es lo que importa.
Hoy que necesito "pelear" contigo para ser.
Esta noche que me abro porque así me lo dicta este muro.
Juraría que te lo digo más veces, pero te quiero.
Creo que se me nota, pero a veces no es suficiente. Nunca es suficiente.
Y nunca hay que conformarse.

Por eso aprovecho el envión para pedirte disculpas por mi carácter.
Me hace único (eso creemos que somos todos) y a la vez tirano, mezquino, soso.

Sigue siendo implacable tu mirada que lo nota, por eso y porque quiero reducir condena...
Quiero dejarte esto, aquí y ahora, que es donde estoy, viviendo.

(11 de diciembre de 2011, a la vuelta del viaje por Argentina)

sábado, 2 de mayo de 2020

Adentro 2.0


DEL MAR

El mar tiene esas propiedades curativas que si todos las descubrieran estarían montando mares a domicilio.

En el vaivén dejas los pensamientos, él se los lleva bien lejos, te limpia, te purifica, también te llena de sal, te regala su sonido y en él te pierdes, pierdes tus ideas, miras la espuma que forma la orilla, juegas a encontrar figuras y te llena de algo, una fuerza, un vigor que viene de muy abajo y que no quieres dejar.

Cuando emprendemos la retirada me quedo extraño, como si me despidiera de un ser querido, de alguien que me nutre.

Si nos viéramos de atrás, sin darnos cuenta que nos miramos. si esas dos figuras tomadas de las manos ven a esas dos figuras que sentadas en una piedra intentar construir un rumbo limpio, descansado, llano, y a su vez entretenido, seguramente se rían, se rían sin interrumpir a los dos que observan.

Saben que tienen que pasar esas horas de esa manera, pero no pasa nada, ellos están de la mano y los otros unidos por la vida. Unos en el presente y los otros en el futuro. Pero son los mismos.

DEL CAMPO

¿A dónde lavaríamos nuestras dudas, nuestras certezas si viviéramos en un ámbito rural?  Quizás encontráramos en la brisa suave, en el amarillo trigo, en el verde soja, en el lodoso marrón de un chiquero donde esparcir nuestro ser, alma brava y loca que nunca esta cómoda donde está.

DE LA VERDAD

Si tiene pareja, ya no la quiere.
Y si la quiere la engaña.
Y si no la engaña es puto.
Y si es puto, la pareja no lo quiere.
Y el que no tiene pareja, quiere estar en este rollo.
Y el que mató esa furia,
la furia de pelear por un bienestar compartido,
está tratando de dejar de lado una cosa de dos para entenderse solo.
Uno.
Siempre uno.
Y sumas y da uno.
El que va para el cajón es uno.
El que lee es uno y el que escribe también.
Duermen los dos y sueña uno.
Vives, una familia,
pero vives, uno solo.
O sea que te encuentras siempre queriendo saber que pasa contigo para poder seguir en este mundo ocupando tu vida en cosas más importantes que vos.

UNO

Que me pasa doctor?