viernes, 11 de marzo de 2016

esperanza color yerba

Te decía,

Son 7 nuestros años, porque son nuestros. 7 de 14 míos por acá, porque esos todos son míos.
Hace rato dejé de escribir mal, para escribir mejor, como me pasó con el hablar, pero como me demuestra, de "dar muestras" este presente, hablo como sale, y en esa mixtura mejor me encuentro, pero con la escritura no me pasó lo mismo, solo vuelvo y vuelvo cada día, como la pesadez rutinaria de alimentar el cuerpo con el mismo menú. Y no sale distinto.
Hoy estoy probando otra vez de querer mis letras no queridas, de volver a sentirme libre de no tener que explicar nada ni a nadie, y si me sale, quizas muchas vayan hacia vos, y sino, volverán a mi, boomerang style, y sin problema, como cuando de la masa ya sacó los discos, y los recortes, los vuelve a juntar, aplastar, con ese sentimiento infantil de tocar plastilina, para homogeneizarlo de nuevo, e intentar aprovechar más los cachitos, tengo comprobado que de 30, salen como 6 más.
De las ruinas de este tiempo el amor brotó en otras formas, nuestros acompañamientos por los momentos que nos tocan vivir, como los buenos, como los no tanto.
Ejemplos hay miles, pero para gráficar más la idea puede ser, esa moto que me voló la cabeza y te subiste, ese trabajo que se acabó pero intentamos que no nos mate la impaciencia por el próximo, un piso que le pusimos el cariño de la consumada unión que forjamos, pero que, como "Casa tomada", nos va a terminar por expulsar, los bichos, las comidas, las pelusas, todos los fuegos el fuego, el gas, la ropa, el mate, la dieta, el sofa, las miles de cosas que irradia la caja boba, y nos gusta, y exploramos, y flotamos con ella.
Pero es cierto que no te podés quedar con esos vestigios verdes que parecen manar saludables, por eso entiendo tu rabia cuando tu libro es precioso y very handkraft, o cuando tu sorpresa es mi sorpresa, la de una compra fallida que se vuelve realidad y la tuya, una vaga promesa de un momento mejor.
Pero dentro de las derrotas que uno por dentro siente, nacen unos arcoiris, que aunque mancos, siguen atesorando futuros en sus puntas, y hacía ellos vamos, con la ciega confianza de una bonanza que nos enriquezca y nos de paz.
Porcelana fina, jarrones por romper. Todo llegará y a cada desliz intentaremos sortear. Porque me da que, viejos sabuesos de nosotros mismos, recolectamos algo que descanza en el granero, y que nos provee de un crédito para el invierno.
Ella 25 y él con 34, yo en el medio de aquella ecuación, en el espejo nosotros mismos, un ruido que no llega, pero unas ganas por hacerlo bien que le gana a las ansias.
Como hemos cambiado. Te parece que esta frase puede arropar nuestros cuerpos? Quizas como hoy encontrabas, cuando no te conocía le daba más a estas mismas plásticas letras, pero, realmente me siento igual de enaltecido, procuro no olvidar, procuro mejorar, y procuro mantenerte, de tenerte, de tejerte una red de suave lana que en vez de atraparte para que no te escapes, te abrase y te tape.
La realidad es que en el medio de este viaje dejamos muchos otros sin subirnos, había, y había, muchas cosas con tiempos pretéritos, pero en el medio, la mutuación hasta el hoy, es lo que es, se dibujó así, nuestro Golem tiene la forma que el río le dió,el pelo peinado con las vueltas que el lentomotor dibujó a su alrededor, ojos de pechinas que buscamos en las playas solo nuestras, unos zapatos que empezaron siendo bajos como nuestras recetas, y hoy le llegan, como botas hasta las rodillas, un corazón de chocolate, un cerebro de patata y un alma con salsa brava, sus brazos son todo esfuerzo, el de una carrera en que nadie creía, el de un trabajo que sigue aportando la fueza de unos biceps que cogen el tiento de funámbulo que formamos.
Si, tienes razón hace tiempo que no escribo, y con lo que me gusta enredarme en estas lineas.
Te dejo chapoteando en este charco, mientras me voy a buscar más agua.

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