viernes, 24 de enero de 2014

Instrucciones básicas para abrir una carta del viejo:

Instrucciones básicas para abrir una carta del viejo:

Recibirla como viene.
Leer el sobre, admirar las flores que contiene en su exterior, en su fuselaje.
Mirar a sus límpidos ojos. "Complicarme" del verbo hacerme su cómplice.
Escuchar la historia del amarillento envase.
Esperar que pasen las horas, quizas los días. Todo dependiendo, claro, si el recibimiento es en mano.
Sino, reemplazar la parte ocular por simplemente (o complejamente) un recuerdo, damasco su color.
Se macera. Se masera, de más.
Cuando llega esa bella tarde de lluvia silenciosa, poner la pava.
Echar la yerba. Sacudir el mate. Si es de lata mejor. Unas gotitas de agua fría. Sacudirlo nuevamente.
Limpiarse la palma de la mano.
"Por avión" dice el ángulo superior izquierdo. Exactamente.
Todo eso.
Por avión. Vamos, venimos.
Estamos, desestamos.
Amamos, detestamos.
Reimos, lloramos.
y todo esto con el corazón como valija de mano.
Me advierto: voy a abrirlo.
Cebo el primero.
Lo primero que encandila mi mente:
"Rosario, Enero de fuego 14"
Leer.
A la mitad, quitarse las empañadas gafas, salpicadas por dentro con sal.
Desatar el nudo a la altura de la laringe e intentar seguir.
"Se sufre siendo derecho xq el es oblicuo"
El fin que es el principio, para que no aburra. Para que no sea plano, como el pañuelo que ahora saco.
Reacomo las orbitas llorosas, recapitulo lo que me quedó.
En resumen nosotros todos. Los cuatro o los seis.
No tendría aventuras si no me sintiera tranquilo.
Si supiera que no esta (él) por los nuestros.
No estaría tranquilo si algun día no leo una brisa de apoyo.
Me iría roto si un día no me abrazara. No me abrasara.
Antes de desactivar la bomba por segunda vez, voy buscando una linda almohada de lavanda, un colchón de azafrán y una manta entretejida de sauce llorón. Allí va a dormir placidamente esta hoja.
Hasta que mis hojas me pidan reverderar, soliciten lo que rebalsa de mi pecho. Cuando ese liquido quieran, golpearé despacito esa habitación de obleas, y despertaré los latidos de mi vida, que van del pulso de mi viejo, por la tinta que camina, misteriosa y siempre leal.
"Rosario, Enero de fuego 14"
Vamos yendo.

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