jueves, 19 de noviembre de 2015

Crónica de un final anunciado.

Pues si, lo supe desde el mismo momento de las camisetas, que luego pasaron a ser las sudaderas, y luego los parches, para terminar pasando lista en las salidas, cosa de a la siguiente avisarte que solo habías rodado una vez ese mes.
Me refiero a aquel grupo que antes se subía a sus Harleys con el único fin de rodar y conocer Catalunya, a lo que me sume para aprender a llevar la moto de una mejor manera, sentirme más seguro en la carretera, solo concentrandome por la conducción, y claro, conocer todo aquello a lo que antes estaba acotado.
No creo haber salido ni diez veces, pero ya lo olía.
En principio eramos un grupo de Harleys, que abrieron el abanico por gracia con un tipo que tenía un Dragstar. Primer punto de inflexión en una norma.
Luego fue la entrada de Caye, un Francés muy trepador, muy "seguidor" del presi. Que al poco tiempo ya tenía rango, si, rango! Se comieron el papel de Sons Of Anarchy!
Pues si, y además enterito.
Como decía, a poco de empezar este personaje fue escalando posiciones, acabando por ser una mano derecha del lider.
Una salida de este año, la última por mi parte (nuestra, Clara también estaba), fue a unas minas, cerca del Ebro. Ese día todo olía a chamusquina. Nos hicieron pagar por adelantado el menú del almuerzo + la entrada a la mina.
En mi caso, me sentí indignado porque me pusieron un guardián, el franchute hacía de perrito, y me iba achuchando para que yo corriera más. Y eso que ibamos a 140 km/h por la N340. Una auténtica locura.
Cuando llegamos a sitio... un cartel advertía el precio de la entrada. 6 euros. ok.
Visitamos ese bello lugar, y luego al banquete. Un pica pica de primero, preparado en un bar de pueblo, y un segundo que comprendía varios cortes de carne a la brasa y una verduritas. Vino, agua, pan y postre. cuanto? Pues me costó unos 24 euros! ya que por toda la salida me habían pedido 30. Si 30 por cabeza. Ni que me incluyeran chofer o gasolina.
Algo iba mal. A la vuelta más agobios con la velocidad, la comida la tenía en la garganta, imaginaba todo el tiempo mi casco llenandosé, todos sus huecos, de mi vómito y yo sin poder parar.
Basta dije.
Me retrasé, me fuí hasta el final. Le dije a Abel, que iba en último lugar, que siguieran sin mi, y volví por la autopista, previa potada en el peaje.

No hay comentarios:

Publicar un comentario