La concepción no fue para tanto en comparación a la idea de cómo
soltar la bomba.
El famoso miedo al "qué dirán" y al "cómo reaccionaran".
Así comenzamos a trazar delgada línea del modo, de cuando
tendría que ser y a quienes.
Ya conté como me enteré yo, pero he de admitir que entre el
test de embarazo y mi llegada del estudio de tatuaje dos personas compartieron
la noticia que Clara les daba. Una fue Esther, su alfil, su Sancho contra los
molinos. Y la otra fue Clara, una compañera de trabajo, no me pregunten el
apellido porque aun me hago lio, por lo visto en el mismo departamento conviven
tres Claras. Pues de esta no sé cómo fue la reacción exacta, pero fue positiva
y alentadora, compartido el secreto ahora podría darle consejillos para estos
primeros días.
Volviendo a Esther, por lo visto se emocionó la ostia, su
felicidad era notoria y se moría de ganas por verla, pero recordemos que aun estábamos
en la Fase 1 de la desescalada.
El tercero fui yo, aunque Esther ya se lo estaba comentando
a Alex. Por tanto, una vez lo supe, Esther me preguntaba cómo había asestado la
buena nueva. A día de hoy, no caí. Alex me llamó mientras miraba por la
ventana, el brazo ardido, el estomago cerrado, el cerebro en otro planeta, y la
lengua tratando de responder coherencias.
Si Clara había podido sacarse este "peso" de
encima con su mejor amiga, yo tenía que hacer lo mismo con el mío, así que, con
la excusa de salir a caminar unas vueltas al rededor de Can Dragó, nos vimos.
Al principio, se dio así, hablamos de muchas cosas relacionadas al encierro que
veníamos sufriendo, cómo lo habíamos pasado, y qué habíamos hecho. Luego de
varias vueltas, nos sentamos en un banco, ahí la cosa otra vez se estaba
torciendo para el lado de los chimangos y yo no sabía, ni me aguantaba, como
contarle la noticia. En algo que no venía a cuento se lo solté, de prepo, y la abarajó como pudo, sí que me
recordó charlas serias anteriores donde me decía que "ya iba a ver cuando
tenga hijos", y que celebraba que viniera esto, de esta forma y que el cambio iba a ser bueno, nos íbamos a
volver más tiernos y volveríamos a congeniar con el mundo y sus habitantes,
haciendo a su vez, un gran ejercicio de apertura total, mental y física. Me
comentó que le parecía chocante la prontitud de esta comunicación, por lo que
él observaba, muchas parejas se reservan para más adelante contarlo. Me puso en
duda. No obstante, ahí mismo, llamamos a Vivi para contárselo que se puso más
contenta que nadie.
Volví a casa tarde y entusiasmado con la idea de contárselo
a mi familia. Pero chocaba, primero con nuestra delgada línea, y segundo con
esto que me decía Mati de la premura por decirlo. A Clara también le pareció
arriesgado y prematuro.
Dos noches enteras sin dormir más tarde, le dije a Clara lo
que me pasaba. Esta cosa me comía por dentro y tenía, que al menos, decírselo a
mis viejos. Lo vio normal y empezamos a elucubrar de qué forma lo haríamos.
En capítulos anteriores, para el cumple de mamá le había
iniciado en el mundo de las video llamadas, cosa que ella no sabía es que era
parte de un plan superior. Así que, hablando de cualquier boludez en sábado por
la tarde, le hice un comentario de mi dibujo en el antebrazo y "para
recalcar la idea" le dije que ponga la camarita. A todo esto ya habíamos
quedado con Clara que, a mi señal, ella aparecería y la trampa se activaría. Todo
transcurría según lo planeado, pero Mara no aparecía por el comedor de casa.
Así que se lo soltamos a mi vieja que entre la emoción, el descoloque ante
emboscada y mi hermana que no aparecía se volvió tragicómica la situación. Una
vez Mara colocada ante la cámara e informada comenzaron las preguntas y las
idas y vueltas entre lo que a ellas les producía y a nosotros.
Cerramos el intervalo y mi pecho ya volvía a su ritmo. Por
un momento pensé en que si la cosa sería al revés, me volvería loco sacando
pasaje para la inmediata fecha posterior a la llegada a este mundo del hijo de
mi hermana. Me quedaba el sheriff.
Al viejo lo agarré cuando acá anochecía, solo y telefónicamente,
porque de sobras sabemos que no está habituado a la cámara, pero tampoco a ser
breve, pero bueno, las dos cosas vamos a tener que empezar a practicar.
La charla solo era en una dirección, de él hacía mí, luego
de que el disparador fuera "El tatuaje" esa "forma de pasarse al
padre por las pelotas" según su filosofía y zapatos de goma, lo que a mí
me daba la sensación, ya poniéndome en una pieles en las que no me imagino, que
si mi hijo se tatuaría algo que no me guste, me molestaría por la idea del
"para siempre" y creo que por ahí viene que nunca celebra muchos mis
dibujos en la dermis. Habían tres palabras dando vuelta: tinta/ mensaje, padre
e hijo, así que sin demasiada anestesia se lo dije, acto seguido, se le dibujó
una increíble sonrisa en la cara. Uds. me preguntarán cómo lo sé, pero son
años, tantos como 18, de comunicaciones telefónicas. Justamente la nuestra se
colgó hasta nuevo aviso y juro que no fui yo adrede.
Ya está, mi cuerpo volvía su forma y esa noche iba a
descoser la cama. Mientras yo estaba en eso, desde allá me llegaban mensajes de
wasap, con la idea más trabajada y
muchos mensajes de felicidad. Para unas fue una noche de risas como nunca antes
habían pasado y para otro sería paradójico el tango que estaba escuchando "Flor
de fango", esa imagen de la belleza sobresaliendo en la mierda.
Recapitulando, cierto es que el viernes anterior, Clara se
lo había dicho, en primera instancia a Montse, su jefa en una caminata por el
barrio, y una vez conectada a su puesto de tele trabajo, al resto de sus
compañeros cercanos, Sergi y la tercera Clara.
Ya habíamos dispuesto que el siguiente fin de semana sería
el "reservado" especial para una familia muy especial que desde hace
años compartimos bellos veranos, excelentes carnes, nuevos planes, cálidas
navidades y sobre todo, su hermosa hija, la ardillita, Sara.
Ellos, hace ocho años y va para nueve, se propusieron
guardarnos absolutamente todo lo de la niña para cuando nosotros lo pudiéramos
utilizar, obviamente fueron pasando los años y la carga se hacía más pesada,
los chistes más frecuentes y su ático menos habitable.
Nos vino fantástico que Manolo estuviera haciendo asado, de
hecho ya sabía que lo iba a hacer, fue una fija durante todos los fin de
semanas del confinamiento. Así que con la idea de ver su parrilla, lo enganché
en otra video llamada, a la que pronto se sumó Sara, que por suerte le sacó el móvil
al padre y se puso a pulular por la casa hasta dar con la cocina, donde se
encontraba la madre, ese era el momento, Clara se sumó a la pantalla, le
dejamos la adivinanza a la nena, que con el apoyo de Verena sacó que estábamos
esperando algo, se alborotó y desapareció mientras la blanca tez de la germana
se fue poniendo de un rojo delatador, con una emoción que le empezaba a
sobrepasar, y el zorro de Manolo apareció por ahí, para sumarse a la alegría y
serenar a su mujer.
Por la tarde salimos a caminar, y Manolo tenía muchas ganas
de seguir hablando, y de empezar a fantasear con la idea de venirse con una
furgoneta y empezar a subir todo el "tesoro" a casa. Asado, brindis,
todas imágenes de prosperidad, mientras hablábamos se ve que a Clara, que por
momentos participó de la charla, se le fue aclarando el panorama de darle la
noticia a su familia.
Llegamos a casa, nos duchamos, nos sacamos las malas ínfulas
que la calle repartía, y pasamos al acto. Una secuencia que iba a ser difícil
de tapar, por la cercanía o porque nunca les hizo falta, las video llamadas
iban a llamar la atención. Pero decidimos que fuera igual de esa manera con el
riesgo de quedar con el culo al aire, por otro lado era un motivo para que
Clara se sienta un poco más arropada al lado mío.
Llamamos a Gloria, le pedimos que pusiera la cámara debido a
que yo no la había visto en mucho tiempo, y ahí la pillamos, sentada en el
sofá, aguantó la bomba como una profesional del sistema sanitario al que le
haces una consulta. Con la serenidad y tranquilidad que le caracteriza, nos dio
un par de consejos el primero que recuerdo fue "Escuchemos mucho de todos
y hagamos poco caso", para seguir con "el embarazo es una situación
mágica, que quizás no se vuelva a repetir, así que a disfrutarla mucho y
experimentarla personalmente como se nos
dé". Bien estuvo así que juntamos el coraje para la siguiente llamada que
fue sencillamente por rango.
Lau nos pilló, al pedirle la video conferencia ya se olió
algo raro, además hubo un par de minutos que, para nosotros parecieron una
eternidad, no se conectaba. Allí estaba, la muy lista, desarmando la bomba. Con
el pretexto de ver parte de su hobby en este confinamiento (se puso a pintar
estilo acuarela), y al saber que estaba preparando algo para su cuñada, se lo
soltamos, pero se lo tomó muy normal y muy correcto. Su marido Barna apareció
por atrás, nos dio la enhorabuena y siguieron con su vida. Ojo, se puso
contenta, pero no demostró efusividad.
Nos quedaba Patry, a quien también le solicitamos una video
llamada, también le pareció rara la petición, pero no hizo demasiado lio,
conectamos y nos pusimos al día, nos enseñó cosas que andaba haciendo, y en un
momento que vimos a John pasar por detrás e incorporarse se lo dijimos. Bue, si
Verena se había puesto rojo tomate, ella se puso aún más y no podía parar de
llorar, pobre, la cara se le transformaba, suerte tuvimos que estaba su pareja
por ahí, que la calmó y rápidamente fue a por un cava que tenían en la nevera
para una ocasión importante, ésta se lo pareció, así que brindamos
virtualmente. La otra vez que la había visto así de bloqueada fue en la boda de
Laura, por tanto daba a entender que lo que le estábamos contando le caló
hondo.
Ya entonados, solo nos quedaba Alfonso, al igual que con mi
padre fue solo por teléfono tradicional, y a diferencia, solo fueron 5 minutos.
Se lo dijimos por altavoz, y el hombre no pudo disimular su alegría, se puso a
nuestro servicio en el futuro, cosa que no nos sorprendió y agradecimos.
Misión cumplida, hasta el próximo sábado no iba a haber
nuevos contactos, bastante ocupados estuvimos esa semana manejando los hilos de
las conversaciones que habíamos abierto.
Hacía días que ya había tomado la decisión de tirar la
parrilla, ya había cumplido su ciclo, no hicimos tantos asados como esperamos,
pero fue bien utilizada. La cuestión es que el poco uso, las lluvias del
invierno, el descuido al cubrirla, pero sobre todo, el tema del humo con los
vecinos, hizo que no la encienda mucho y además le agarre rabia, ahora quería
una con tapa para controlar la primera reacción química, y que de paso la
resguarde cuando no se esté usando. Una de estas tardes caí en la cuenta de que
Tony ahora estaba conviviendo con su actual pareja en un ático de muy buena
terraza, y por las fotos compartidas, le estaba encontrando el gustito a asar,
pero la suya era bastante pequeña y se tenía que acompañar con otra. Le comenté
del asunto y sin presión, yo la iba a tirar, pero si él le podía dar otra vida,
a mi me iba a alegrar y él iba a poder secarle más provecho. Nos pusimos de
acuerdo y vinieron el sábado. Sin coche ni furgoneta. Tocaba desarmarla entera.
Una tarea muy ardua que se hizo un poco más liviana sabiendo que al entrar por
la puerta y mostrarle el piso le habíamos también soltado la noticia. Al
finalizar la faena, la parrilla nos ganó, no pudimos desarmarla perfectamente y
quedó preparada para tirarse en la semana, pero pudimos brindar con unos ricos
Fernets. De paso se lo dijimos a Jordi, quizás poco serio y un poco al tuntún,
pero luego lo llamé como era debido.
El lunes era un día señalado, teníamos la primera y esperada
visita a la ginecóloga, en la Quirón. Resultó ser argentina de Córdoba, muy
cercana y amable nos explicó un par de cosas muy por encima y pasó a hacerle la
primera ecografía. Una locura, la habichuela estaba allí prendida desde hace 6
semanas, latía muy fuerte pero la profesional dijo que era lento debido al
tiempo prematuro de gestación, ya cuando volviéramos la próxima notaríamos un
ritmo mucho más acelerado. Muy contentos con la visita, y sobre todo con la
irrealidad de ya tener una imagen y un sonido de "algo" que tiene
solo 4 milímetros es muy de ciencia ficción. Decidimos hacer ejercicio y volver
caminando a casa desde la clínica, en la hora de travesía tuvimos tiempo de
hablar entre nosotros, Clara con su familia y yo con mi madre. Cuando los dos
nos volvimos a desocupar decidí que era un gran momento, y un día hermoso para contárselo
a Pachi.
El 25 de mayo en Argentina es fecha patria, así que agarré a
mi amigo en su casa, ellos también están confinados, pero él al dirigir la
empresa de su padre, ha estado yendo y viniendo. Hablando de lo soleado que
estaba, de lo rico que se respiraba por estas latitudes sin todavía tanto Co2,
lo paseable que estaba la ciudad, sin mucho rodeo más se lo soltamos y su
reacción era la de esperar, se llenó de felicidad, nos repitió en incontables ocasiones
"los quiero mucho", "los quiero mucho", "los quiero mucho", que le daban
ganas de tomarse el primer vuelo hacía acá y abrazarnos para luego celebrarnos,
reírnos y ser felices, nos dijo que le habíamos iluminado el día y que se
sentía pleno, su hermanito se había metido en esta nueva etapa.
Para decírselo a Pepo me tuve que esperar más días de lo
planeado. Su llegada a la isla para una nueva temporada fue algo accidentada,
así que por ponerme en su situación, no le informé hasta que no lo noté más
acomodado.
Así que 29, otro más que nos olvidamos de hacer ñoquis, se
lo dijimos. Entró como un caballo, Levi fue sin querer nuestro aliado, se le
escuchaba con ganas de compartir así que, le pedimos a Pepo que nos pasemos de
llamada normal, siempre de wasap
hablando, a video. Estaban los dos haciendo "lucha libre" entre el
sofá y el salón, y de repente pasó por detrás Themis, y esa fue la señal, se lo
dijimos y Pepo no lo podía creer, su novia que espera una hermosa nena de él se
puso súper contenta y se pusieron por su parte los 3 a saltar, por tanto
nosotros aquí también, y así logramos un círculo perfecto de alegría los 5, o
ya puedo decir los 7? qué locura cuando nos veamos, de repente somos muchos!
Entre Uds. y yo, vi que a Pepo se le piantaba un lagrimón, estaba muy emocionado y contento, y eso,
después de este año loco, me pone muy feliz.
Ya tenía vía libre para comentárselo al resto de los chicos
de La Plaza, estuve boludeando en el grupo hasta darme cuenta de que Carloncho
ya estaba activo, y en ese momento les solté la eco de "habichuela",
Carlos no sabía de qué película hablábamos, Mauro felicitó enseguida, Juli se
sumó acto seguido, y ahí empezaron un ida y vuelta muy sano de cargadas
cruzadas que me hicieron cagar mucho de risa. Por último se sumó Ariel que
también está esperando con su novia por la llegada de Gina, y cuando ya se me
cerraban los ojos apareció Ale, para dar por cerrado el grupo. Dormí como un
angelito.
La siguiente trampa fue plantada minuciosamente más o menos
una semana antes. Clau había contactado para ver en qué nivel de sociabilizar estábamos,
si, luego de la pandemia hay gente que sale desde antes de poder, y otros, más
reservados, ven con malos ojos las reuniones, los abrazos y las manos sin
lavarse. Nosotros hemos obedecido hasta aquí, luego si sabemos que los que
vamos a ver no han pasado el virus ni están en riesgo de cogerlo, estamos
abiertos a abrazar, besar, dar la mano y hasta comer en la misma mesa.
Me vino al pelo, nos hicimos un poco los remolones con el
tema del sitio donde íbamos a comer ese domingo pero ganó nuestra terraza,
planteamos el menú, y sabíamos que a la que le ofreciéramos algo para beber al
llegar, y vieran que Clara no iba a escoger nada con alcohol iban a saltar las
alarmas, y así sucedió, otro cross a
la mandíbula. Se pusieron muy contentos, nos dieron otros abrazos y las
enhorabuenas merecidas. Ya por fin pudimos hacer el pica-pica más relajados y
atendiendo a las preguntas sobre nuestra nueva historia. Le pedimos dos cosas,
una, que nos saque fotos artísticas del embarazo, y la otra, que sean los cómplices
para enganchar a Maica.
Mi vieja me pidió algo de "update" y a su vez
saber si se lo había contado al tío Carlitos, ya que estaba manteniendo un chat
con él. Le hice un resumen de cómo iba la cosa, y le solicité que me aguantará
un cachito que ahora lo llamaba. Esto fue el lunes.
Acá era festivo, aunque en el plan laboral que estamos,
todos los días parecen domingo. Eran las cuatro de la tarde y él estaba en línea,
así que lo llamé sin dudar (si, por wasap). Pasó media hora y seguíamos
enganchados a otros temas, así que me fui sigilosamente acercando a la cocina
para poner agua para los mates. En alguna rendija que quedó a mi disposición le
colé el "temita", se puso muy contento, nos felicitó mucho, decía que
no caía, pero de a poco fue llevando la historia a sus recuerdos con Clau, y
los momentos mágicos de la paternidad pasando por la graciosa historia del
nombre de su hija. Terminamos como a las cinco y cuarto, inmediatamente luego
de colgar le di vía libre a madre para que hablen de lo que quieran.
A las veinte horas en la península más o menos íbamos a
conectar con Claudia para enganchar a Maica y Patxi. Fue según lo planeado, con
un pequeño preámbulo para distraer el bulto, pero como era una visita de madre
a hija luego de mucho tiempo, no queríamos robar mucho tiempo, así que se lo
soltamos así como venía y para sorpresa de todos los presentes, la tía se
rompió de la emoción, lloraba como nunca la había visto insertando entre su
sollozo "que fuerte" y "yo fui la primera que te vi en el
hospital y ahora tu...", Patxi por detrás tampoco podía ocultar su alegría
y se ofrecía amablemente a cuidar de nuestro fruto cuando hiciera falta, que
estaba jubilado y si hacía falta, se perdería algún entreno de golf. Clau que
sostenía el móvil no sabía si seguir manteniendo el encuadre o consolar a su
madre, que cuando se recompuso nos dio bellos consejos y felicitaciones. Otra misión
cumplida.
Nos dejó un buen sabor de boca, es más casi logra que
lloremos a la par, no creíamos que le iba a causar tanta ilusión. La tía me
quiere mucho y yo lo sé, pasa que mantiene ese papel de "seria
sargentona" para hacerme ver que tengo que comunicarme más con ella. Nos
dio a pensar que podemos contar bastante con ellos, por proximidad, por afecto
y porque los dos son muy duchos con los niños, cada uno ha trabajado mucho en guarderías
durante muchos años.
Y ayer mientras relojeaba
Instagram, me acordé de mi gran amigo de la infancia, Ramiro. No tuve piedad,
le mandé la foto con su correspondiente pie "Quiero que lo sepas". Su
incrédula respuesta llena de vocales acentuarían más sus palabras y nos
llevaron a recordar viejos tiempos, y tiempos más cercanos en los que por
suerte nos pudimos reencontrar, compartir y hasta viajar. Fue una linda emoción
compartida, porque de pensarnos por aquellas veredas a este cambio es como que "nos
pasamos una pantalla" sin querer queriendo.
Emotiva cronica de una paloma al vuelo..paseo expectante por la escucha y mirada de queridos otros.,por la "bona nova" del universo expandido..el camino orlado de anhelos e ilusiones porke es un viaje al principio de todo..resurreccion de la alegria para nosotros..felicidades..papa
ResponderEliminar