Los
dolores se van disipando, recién ahora. La primer semana, la de cautiverio, fue
negativa en un par de sentidos, notaba que la gamba no respondía y había que
compenetrarnos con la “cuidadora”.
Con
respecto a lo primero, luego de un par de consultas a un par de profesionales,
se relajó, si bien hay mañanas que me levanto con dolor, con el correr del
tiempo, calentamiento del músculo y algo de ejercicio, se me va olvidando.
Con
respecto a lo segundo, creo que de la misma manera que la operación, nunca
pensé que pasaría, que pase y ya esta. Y a excepción de una tarde mala, el
resto de los días has sido espectaculares.
He
tenido un menú híper variado, en casi todas las ocasiones, digno de fotografía.
Colores, mezclas, sabores, variedad, frescura. Le dije a la colegüi que tendría
que haber volcado sus recetas en este espacio. Para recordarlo, para repetirlo,
para tentar a los gulas como yo.
Del
disfraz de cocinera saltaba al de enfermera, con las curas de la cicatriz, con
la toma de medicamentos, con su impagable compromiso porque mis pies no pasen frío
o su inigualable compañía (y también espacios).
Retomemos
por parte.
En la
primer semana tuve que acomodar mucho la cabeza para pensar continuamente en el
confort de las posturas. Almohadones para las sillas, encontrar la correcta,
ponerme un suplemento bajo los pies para tener las rodillas un flexionadas un
poco más altas. Re-asignar el sitio de la cama. Prevenir los golpes, las
caricias, los toques. Repetir el trato con la silla para con el sofá sin tener
la posibilidad de cambiar como de sillas. Que ganas tengo de hacer un fogón con
él. Pobre, me salvó en su momento pero es tan poco ergonómico ahora.
Continuar
con el horario “hospital” y ponerle muchas ganas a esta caja de zapatos que fue
mi calabozo.
Tuve
visitas, llamados, apoyo, regalos, mates, futbol, películas, lecturas, series,
mucha Internet y un juego que se convirtió en adictivo “Apalabrados” (es una
aplicación para smartphones, que simula al famoso Scrable entre un amigo u
oponente aleatorio y tu).
De a
poco he podido ir haciendo más cosas, comencé a lavar uno o dos platos, recoger
algo de la mesa, calzarme, ponerme los calcetines, todas cosas que parecen
sencillas pero cuando uno tiene un pseudo-corsé se vuelven complicadas.
El
jueves 12 era el día que se decidía mi libertad, que me quitaban los puntos y que
me iba a poder sacar la mayor parte mis dudas.
Llegamos
puntuales, no tuvimos que esperar mucho, el neurocirujano que me había
intervenido ya había vuelto al trabajo y estaba ahí para poder lanzarle todos
mis dubitativos dardos. (Un estornudo me acaba de sorprender y recordar que es
de las cosas que más me duelen aun)
A
traición, la enfermera iba quitando de 4 en 4 las grapas hasta repetir la
operación unas 5 veces. Me subieron los colores, me cayeron las gotas de
transpiración.
Mientras,
el doctor me iba diciendo: no podes tomar sol en la zona, nada de moto, sin
natación, el mar en verano, futbol dentro de medio año y así.
Gracias
muy buenas y hasta la próxima, dentro de 2 meses.
Primera
caminata, la calle honrada con este galardón fue Río de Janeiro. Hicimos una
linda y rara travesía, tranquila, un solo escalón me recordó que hay algo por ahí
en la espalda que falta. Fuimos al centro comercial Heron City y de ahí al
Corte Inglés. Hamburguesas vegetarianas y para casa.
Era jueves,
ósea que cobarde. Mati pasaría por mí para tomar unos mates y “ver que hacemos
con todo esto”, una forma sutil de intentar mejorar nuestros mundos.
Fuimos
a la Maquinista,
una muy buena vuelta y terminamos adornando nuestros estómagos con unos
chipirones, bravas, aliñadas y, como no sabíamos que pedir de menos de 5 euros,
cayeron unas morcillitas, Versalles nuestro alimentador.
Pa’
casa a ver una peli aburrida “de otra manera” o al menos intentarlo.
El
viernes fui al Gym! Jajaja! Lisandro haría un chiste con esta frase! Cancelé mi
suscripción por un par de meses, planeamos ir al Diagonal Mar (otro centro
comercial), pero el día estaba empeorando y se hacía más tarde. Caminamos por
el interior de Sagrera, ahora “La
Sagrera” (Gran idea por parte de la alcaldía, en estos
tiempos de crisis han tenido que cambiar los letreros, los indicadores de todos
los metros y todos los planos de buses de toda la ciudad. Aplausos!), subimos,
recortamos, doblamos y fuimos a parar al puente de Drac. Otra vez en casa.
Por la
tarde, luego de que Clari fuera a la
Uni, pasamos por el Carrefour. Compramos palomitas de colores
para la peli de la sesión golfa.
Luego
del desayuno, orden de casa y demás, ejercitamos las piernitas yendo hasta
Fabra i Puig, subimos hasta el Springfield, cortamos por Arnau d’Oms, y
volvimos para el aperitivo. Por la tarde llovió, ósea que a mirarlo desde la
ventana. Ahora recuerdo que el viernes tuve la visita del lampista para “arreglar”
la cisterna, solo quedo en infinitivo.
El Barça
jugaba a las 22, ósea que a meterle pilas a inglés y a correr por los Dorüms! Y
otra peli.
Domingo
soleado, invitaba a recorrer la vereda del río. Estuvimos un buen rato, leímos
disfrutamos del sol y levantamos campamento justo antes de otra tormenta de
estas intermitentes. Comimos, he hicimos lo más español de España: la siesta.
Hoy
tocaba pasar por el Cap a buscar el parte de baja, paseamos por el barrio, un
barrio que quería re-descubrir en horas laborales. La verdad que hoy me lleve
una amarga sorpresa (bah, 2), el mercado esta en decadencia, las tiendas vacías,
la gente no esta ni en los bares, no sé, al final esta palabra caló hondo,
CRISIS.
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