Capítulo
nebuloso.
Dentro
de la bóveda hay media docena de blocs. Te estacionan, nunca mejor dicho, te
aparcan y a la vez te cambian de clima. Una frazada que tira aire caliente y un
montón de relojitos te rodean.
Empiezan
a presentarse los especialistas.
Primero/a:
la ingeniera civil, se dedica abrir vías por tus muñecas.
Segundo:
un anestesista híper-mega tatuado.
Tercero:
El Sr. Neuro (preguntando otra vez que pierna era. Sin querer equivocarme le
digo que la izquierda. Menos mal que no soy disléxico)
Cuarto:
Mrs. Pain que se pensaba que yo tenia poderes. Me dijo si la recordaba. Y yo le
dije que así, era imposible. Solo se le veían los ojos. Me explicó que ella era
la que me había atendido en la clínica del dolor. A bueno.
Quinto:
ZZZzzzzZZZZ no sé en que momento fue, pero fue a traición. Ya no era yo. O
realmente era yo? Nunca me queda claro quien es el que manda entre los
conscientes y sus antagónicos.
July en
Sky with Diamonds
Si esto
fuera un libro tendríamos que recomendar a esta altura que vayan comprando el
de otros autores para completar la historia.
Si los
otros autores tendrían Blogs, ahora los podría “linkear” hacia ellos, para que
cuenten lo que yo no podré. La parte del papelón.
Retoma
mi lucidez cuando me encuentro pidiendo morfina en un sitio raro con la inmensa
sensación de que me habían ejecutado por la espalda con un cañón.
Sister
Morphine intenta calmar mi padecer. Nursery Morphine al fin, lo hace. Floto. No
siento ni soy. Todo es ciencia ficción.
Cuando
me “re-establecen”, se acerca una enfermera me mete una plancha de madera por
la espalda y con el cuidado de una madre con la yema del huevo frito para su
hijo, me coloca en otra cama con la que me hará otro tour.
Ahí es
justo cuando me reencuentro con mis guardianes. A una la veo casi emocionada,
al otro silenciándome, advirtiéndome que teníamos que hablar, que no haga más
papelones.
Vuelta
al cuarto. Me explican mi derrame vocal. Me río. Les cuento algo de lo que
recuerdo. Me duermo, él se va, ella se queda.
Cuando
despierto veo a madre e hija acompañándose.
Siento
mucha presión en el pecho. Se lo comunico a la enfermera de turno que pasa de mí
como de un perro de la calle.
Intento
calmarme, cierro los ojos y zas!! Me viene una arcada descomunal! De no ser por
los reflejos de Clarita aun nos estarían duchando para sacarnos el vomito. La
anestesia quedo cercada en una milagrosa bolsa de nylon.
Me
siento mejor.
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