sábado, 7 de abril de 2012

Op. Op. (segunda parte)



Capítulo nebuloso.

Dentro de la bóveda hay media docena de blocs. Te estacionan, nunca mejor dicho, te aparcan y a la vez te cambian de clima. Una frazada que tira aire caliente y un montón de relojitos te rodean.
Empiezan a presentarse los especialistas.
Primero/a: la ingeniera civil, se dedica abrir vías por tus muñecas.
Segundo: un anestesista híper-mega tatuado.
Tercero: El Sr. Neuro (preguntando otra vez que pierna era. Sin querer equivocarme le digo que la izquierda. Menos mal que no soy disléxico)
Cuarto: Mrs. Pain que se pensaba que yo tenia poderes. Me dijo si la recordaba. Y yo le dije que así, era imposible. Solo se le veían los ojos. Me explicó que ella era la que me había atendido en la clínica del dolor. A bueno.
Quinto: ZZZzzzzZZZZ no sé en que momento fue, pero fue a traición. Ya no era yo. O realmente era yo? Nunca me queda claro quien es el que manda entre los conscientes y sus antagónicos.

July en Sky with Diamonds

Si esto fuera un libro tendríamos que recomendar a esta altura que vayan comprando el de otros autores para completar la historia.
Si los otros autores tendrían Blogs, ahora los podría “linkear” hacia ellos, para que cuenten lo que yo no podré. La parte del papelón.
Retoma mi lucidez cuando me encuentro pidiendo morfina en un sitio raro con la inmensa sensación de que me habían ejecutado por la espalda con un cañón.
Sister Morphine intenta calmar mi padecer. Nursery Morphine al fin, lo hace. Floto. No siento ni soy. Todo es ciencia ficción.
Cuando me “re-establecen”, se acerca una enfermera me mete una plancha de madera por la espalda y con el cuidado de una madre con la yema del huevo frito para su hijo, me coloca en otra cama con la que me hará otro tour.
Ahí es justo cuando me reencuentro con mis guardianes. A una la veo casi emocionada, al otro silenciándome, advirtiéndome que teníamos que hablar, que no haga más papelones.
Vuelta al cuarto. Me explican mi derrame vocal. Me río. Les cuento algo de lo que recuerdo. Me duermo, él se va, ella se queda.
Cuando despierto veo a madre e hija acompañándose.
Siento mucha presión en el pecho. Se lo comunico a la enfermera de turno que pasa de mí como de un perro de la calle.
Intento calmarme, cierro los ojos y zas!! Me viene una arcada descomunal! De no ser por los reflejos de Clarita aun nos estarían duchando para sacarnos el vomito. La anestesia quedo cercada en una milagrosa bolsa de nylon.
Me siento mejor.

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