domingo, 8 de abril de 2012

Op. Op (3 parte)



Toma de contacto con otra realidad.

La vejiga llena y uno sin poder levantarse! Tendría que comenzar a pedir por un papagayo para poder orinar! Que vergüenza!
Por suerte más tarde volvería Matías, mi humillación sería un poco más cálida.
Gloria y Clara (que lindos nombres!) se marchan orgullosas de haber hecho un buen trabajo. Me las imagino cansadas, raras, aburridas. Pobre Clari.
No me acuerdo que cené. Pero sabía que no quería llenar mis intestinos, mi nueva misión era aguantar hasta que pudiera valerme para sentarme en el inodoro.
No hubo pelis ni largas charlas.
Hasta Mati que tiene grandes problemas para dormir lo logró a la primera.
Esa noche alrededor de las tres, se presentaría el nuevo compañero de cuarto.

DAVID

Así se llama el paciente que se acostaba al lado mío.
No lo vi hasta la tarde del sábado, tenía más visitas que el Vaticano. Ni lo escuchaba a él.
Me desperté con hambre, el yogur de la noche lo tenía desintegrado. Me toco café, zumo y para masticar, pan con mermelada y queso.
La tarde anterior había venido Jordi, un compañero del trabajo, según Matías, el más honrado y humilde de la empresa. Esta un poco grillado, pero conmigo tiene un comportamiento intachable. Sabe que nos necesitamos mutuamente, por tanto, no me mete tantos palos en las ruedas como a los demás colegas.
Al mediodía se realizo el relevo, volvieron Clari, mejor dormida y su escolta fiel.
Con el correr de los minutos ya nos íbamos enterando de que el vecino venia de la UCI, que había estado en coma dos semanas, que tenía una pierna rota y otro daño a la altura de los brazos. Accidente de coche.
Tuve un día bastante molesto. Me ducharon en la cama dos enfermeras. Trataron con agresividad mis partes. Solo contaba los minutos para que llegará la noche y con ella, el futbol precioso de la banda del Pep.
Fueron a un cajero y me cargaron minutos en el televisor de la habitación, se hicieron las diez y los de la tele los boludos! Iban a pasar el Madrid que había jugado dos horas antes en el horario donde el Barça estaba jugando en vivo y en riguroso directo! Y yo sin mi ordenador! Que sal! Para colmo de males, una simpática enfermera al entretiempo del partido en diferido, del cual yo desconocía resultado, sentenció el resultado del mismo. Una almohada por favor y mañana será otro día.

Domingo.

Estoy recordando que mientras me pegaba una buena siesta mañanera el sábado, vino el médico que reemplazaba al escultor de mi espalda, y me hizo mover el piecito, me explico cuando volvería a verme y cuando calculaba que me iba a dar el alta.
Me encontraba mejor. La comida estaba rica, Canelones y cerdo a la plancha o algo así.
Mientras hincaba los dientes reapareció Gloria para darle un poco de ánimos a su hija, salieron a comer, leyeron, hicieron sopas de letras, vieron la tele, etc.
Hablando de esa asquerosa cosa… no pudieron conmigo! No tome un solo día sopa! Se las ingeniaron para hacerme puré con el caldo o hervir el pollo allí, pero yo, con cuchara, no la tragué!
A este día lo podemos denominar el día de las visitas.
Vinieron un montón. Apareció Tony con Jordi y Yanina. Soleados de playa. Con regalitos canallas. Vino mi mentora, Montse. Se dio el lujo de darme la cena! A todo esto desapareció el turno sofocado de la mañana. Se pasó un rato Irace, que aunque no le haya podido dar mucha bola hizo buenas migas con mi tío. El cuidador de esa noche.
Que noche!
No miento si les cuento que me asusté, pensé que nos echaban a patadas. Y nivel sonoro de los ronquidos del tío llego a cotas muy altas. No sé cuantos decibelios, pero muchos. Encima tenía los auriculares puestos, parecía una burla, oigan lo que les doy, yo no.
Es normal que con semejante panorama David se levantará en mitad de la noche con una fuerza desmedida e intentará huir. Para suerte de todos, dormía atado.

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