Toma de
contacto con otra realidad.
La
vejiga llena y uno sin poder levantarse! Tendría que comenzar a pedir por un
papagayo para poder orinar! Que vergüenza!
Por
suerte más tarde volvería Matías, mi humillación sería un poco más cálida.
Gloria
y Clara (que lindos nombres!) se marchan orgullosas de haber hecho un buen
trabajo. Me las imagino cansadas, raras, aburridas. Pobre Clari.
No me
acuerdo que cené. Pero sabía que no quería llenar mis intestinos, mi nueva
misión era aguantar hasta que pudiera valerme para sentarme en el inodoro.
No hubo
pelis ni largas charlas.
Hasta
Mati que tiene grandes problemas para dormir lo logró a la primera.
Esa
noche alrededor de las tres, se presentaría el nuevo compañero de cuarto.
DAVID
Así se
llama el paciente que se acostaba al lado mío.
No lo vi
hasta la tarde del sábado, tenía más visitas que el Vaticano. Ni lo escuchaba a
él.
Me
desperté con hambre, el yogur de la noche lo tenía desintegrado. Me toco café,
zumo y para masticar, pan con mermelada y queso.
La
tarde anterior había venido Jordi, un compañero del trabajo, según Matías, el
más honrado y humilde de la empresa. Esta un poco grillado, pero conmigo tiene
un comportamiento intachable. Sabe que nos necesitamos mutuamente, por tanto,
no me mete tantos palos en las ruedas como a los demás colegas.
Al mediodía
se realizo el relevo, volvieron Clari, mejor dormida y su escolta fiel.
Con el
correr de los minutos ya nos íbamos enterando de que el vecino venia de la UCI, que había estado en coma
dos semanas, que tenía una pierna rota y otro daño a la altura de los brazos.
Accidente de coche.
Tuve un
día bastante molesto. Me ducharon en la cama dos enfermeras. Trataron con
agresividad mis partes. Solo contaba los minutos para que llegará la noche y
con ella, el futbol precioso de la banda del Pep.
Fueron
a un cajero y me cargaron minutos en el televisor de la habitación, se hicieron
las diez y los de la tele los boludos! Iban a pasar el Madrid que había jugado
dos horas antes en el horario donde el Barça estaba jugando en vivo y en
riguroso directo! Y yo sin mi ordenador! Que sal! Para colmo de males, una simpática
enfermera al entretiempo del partido en diferido, del cual yo desconocía
resultado, sentenció el resultado del mismo. Una almohada por favor y mañana
será otro día.
Domingo.
Estoy
recordando que mientras me pegaba una buena siesta mañanera el sábado, vino el
médico que reemplazaba al escultor de mi espalda, y me hizo mover el piecito,
me explico cuando volvería a verme y cuando calculaba que me iba a dar el alta.
Me
encontraba mejor. La comida estaba rica, Canelones y cerdo a la plancha o algo
así.
Mientras
hincaba los dientes reapareció Gloria para darle un poco de ánimos a su hija,
salieron a comer, leyeron, hicieron sopas de letras, vieron la tele, etc.
Hablando
de esa asquerosa cosa… no pudieron conmigo! No tome un solo día sopa! Se las
ingeniaron para hacerme puré con el caldo o hervir el pollo allí, pero yo, con
cuchara, no la tragué!
A este
día lo podemos denominar el día de las visitas.
Vinieron
un montón. Apareció Tony con Jordi y Yanina. Soleados de playa. Con regalitos
canallas. Vino mi mentora, Montse. Se dio el lujo de darme la cena! A todo esto
desapareció el turno sofocado de la mañana. Se pasó un rato Irace, que aunque
no le haya podido dar mucha bola hizo buenas migas con mi tío. El cuidador de
esa noche.
Que
noche!
No
miento si les cuento que me asusté, pensé que nos echaban a patadas. Y nivel
sonoro de los ronquidos del tío llego a cotas muy altas. No sé cuantos
decibelios, pero muchos. Encima tenía los auriculares puestos, parecía una
burla, oigan lo que les doy, yo no.
Es
normal que con semejante panorama David se levantará en mitad de la noche con
una fuerza desmedida e intentará huir. Para suerte de todos, dormía atado.
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