La gran mayoría de gente, sobretodo las personas sabias, dirán que no merece la pena perder el tiempo en "malos" pensamientos y sobretodo perder el tiempo en personas que no lo merecen.
Hace relativamente poco tiempo que me di cuenta de que realmente soy una persona bastante rencorosa, pero en cambio también hay que decir que soy de las que da muchas oportunidades.
Todos tenemos varias caras, máscaras o disfraces, según en qué momento estemos somos de una forma, según con quién estemos somos de otra, podremos negarlo y decir "no, yo siempre soy igual y me comproto de igual forma" pero no, seamos sinceros, veámonos desde fuera y veremos que con nuestra pareja a lo mejor somos más ásperos (según el tiempo que se lleve), ya que la confianza da asco, con un amigo al que vemos poco seremos serviciales y simpáticos, con el amigo que siempre está ahí seremos más realistas y a su parecer "más bordes", aunque en realidad sería por un tema de protección.
La cuestión es que estamos todos ligados por mucho que nos queramos quitar los lazos, siempre pensaremos en alguien y por mucho que nos guste estar solos, echaremos de menos a alguien o al menos, el pasado de alguien.
A veces pienso, pero otras veces me limito a ver la realidad, y la realidad es que cada vez hay menos relaciones sanas, hay menos sentimientos y menos pureza, al menos en mi caso.
Llegué tarde otra vez, llegué otra vez pisando 3 o 4 minutos por
encima del que debo clavar. Intento echarle la culpa a los, pobres, 4
semáforos que me cruzo en mi travesía. Repienso si el reloj me
traicionó, pero no fue así, es más me dio tiempo a lavar la taza del té y
el vaso del zumo, religioso, de naranja. No es la primera vez
que me pasa, y por desgracia sé, que no será la última. Cuando flaquea
la productividad, pesan los pies, hacen más esponjosa la almohada, más
calentita la cama, más cariñosa la casa, menos veloces las acciones de
acicalamiento, y más ondeante el alma. Es que llegar y no hacer
nada, pero nada, es terrible. Pero entrar y no hacer nada, no tener un
sitio propio, no tener paredes tras las que esconderse, escritorio al
que pegar mocos, Internet de la que abusar, silla a la que martirizar, es mucho peor, eso sumado a que hace un tiempo comparto un puesto con otro operario, él hace reducción
de jornada (de momento con 6 horas le alcanza para solventar la economia
de su hogar), cuando todo funciona dentro de la normalidad, yo aprendo
mientras él me enseña y por la tarde, hago mis pinitos solo. Cuando no
hay absolutamente nada para hacer, él se sabe las tretas para malgastar
su tiempo haciendo ver que lo que hace es productivo, mientras yo,
parece que falté a esa clase. Cuando menos trabajo hay, la gente
hace más ruido, más viajecitos de aquí para alla, más retaconeo,
un sonido nervioso, casi marcha militar. Cuando menos hay para hacer más
se mira al del costado, para ver si la soga ya le llegó al cuello, si
la guadaña esta cerca de su cabeza, si ya le corrieron el banquito. Los
celos, la mugre de la sociedad sale a flote, como un día de lluvia en
que la mierda sale de las cloacas hacia la calle, o las veredas se
llenan de barro. Es un todos contra todos sin paz, sin tregua. Gastan la
lengua en herir la imagen de otro a discreción. Sin discreción. Todo
esto pasa, y los jefes se meten en el huracán, ellos, que pasan el resto
de los días aprovechando el confort de su sillón de cuero, salen, como un balsero,
en plena tempestad, pero no con animos de salvar vidas, sino de hacer
olas, de que todos se ahoguen en miedo, y de demostrar que el bote es
chiquito. Por supuesto que cuando estos predadores salen de
caceria, no puedes ser debil, no debes tener el movil (ese aparatito
hijo de puta que hace que nos evadamos más de la cuenta), no puedes
dispersar tu mente en otra cosa (como en este momento estoy haciendo),
tienes que, no sé, hacer que haces. Actuar de trabajador, simular
que todo marcha bien, que vendrán tiempos mejores y que esto es una
buena pausa para poner al día temas olvidados. Para sacar el plumero,
para etiquetar cosas, para mover cosas de lugar a otro sin sentido, todo para
cuidarte el culo, el miedo manda, el terror esta instaurado y estamos
todos infectados. Cuando llega esa premisa me siento como un
soldado, de esos obligados por edad y no por vocación, al que se le pide
que mate un enemigo, que al igual que uno, tal vez, ni quería estar
ahí. Por tanto me revelo, cojo el telefonito ante la vista sorprendida
de algunos, me quedo sentado y leo ante el asombro de otros. Escribo,
como ahora, sin pensar en la cantidad o calidad de gente que esta pasando
por detrás mio, en este ordenador que su pantalla tiene la espalda
contra la pared y la vista hacia los ojos de todo el mundo. No me
importa, como no me importa esta crisis, como no me creo más a nadie, ni
a los políticos, ni a los patrones, ni a los colegas y hasta me
atrevería a decir que ni a algunos de los que pensaba que eran mis
amigos. La cosa esta mal, muy mal, no hay que ser irreflexivos en
esto, pero no pueden hacerle mal a nuestra esencia. No podemos
deshumanizarnos. No podemos clavar una estaca en el fondo del patio y
atar a nuestros sueños como un perro malo. Cada vez estoy más cerca de
creer que lo realmente bueno es el filo del abismo. Aquel tan seductor y
a su vez, tan profesor. Aquel que te sacude como una noticia triste,
como la muerte de un ser querido, aquel que te lleva a reflexionar, y a
cambiar. Aquel que con el dolor de desacomodarte te vuelve a dar dientes
para mostrarlos, para morder, para atacar o para pasar hambre y pensar,
que con el estomago vacío salen las mejores ideas, las mas internas,
las que vienen con el fuego de una ulcera que no queremos repetir. Espero
que un inteligente bien pagado tome una buena decisión, sino, habrá que
arremangarse y tirarse a la piscina, por mas miedo que nos dé lo hondo,
siempre hay un fondo, se puede tocar y se puede volver a subir, sino
todo lo nuestro es suicida, venir a este mundo para no probar variantes
es depresivo. Pobres los que se sienten sin fuerzas, a esos habría que
arrimarles el hombro, a esos habría que decirle cosas como estas, a esos
habría que mostrarle la cartera para que vean que estamos todos iguales
y que tambien necesitamos de ellos para salir adelante. Siempre se
puede, al menos, intentarlo. Y como decía mi abuela, todo tiene solución menos la muerte.
Atate el pelo, subite atrás, poné
bien fuerte “Born To Be Wild”, y aguanta todos los embates del viento lo mejor
que puedas.
Así será mi mensaje, furioso y rápido.
Claro, con amortiguaciones, ruidoso.
Luminoso, como los días en que no
eran nuestros, sino míos y tuyos. De los dos, pero con el factor común poco
desarrollado.
Agarrate, abrazate a mi minúsculo
cuerpo, hacelo de la misma manera que lo haces cuando nuestras almas se funden
y dejan que nuestros cuerpos suden un rato y se den lo que necesitan. Algo de
amor.
Vamos por la mitad de la soleada
ruta, las ruedas se adhieren bien, el pavimento es la vida. Se puede rodar
sobre ella todo lo que quieras, el día que te caes duele, un día puede que no
te levantes, pero, ¿Cuántos kilómetros harás por su mezcla hasta que llegues a
eso?
Es un camino a ningún lado. O a
muchos. Es como un paseo sin rumbo. Quizás la noche nos sorprenda bajo un techo
estrellado, quizás un los guardianes mosquitos de un lago nos dejen dormir, tal
vez la luna ilumine los últimos minutos de nuestra unión, esa que a la mañana
esta tan deshecha como las sabanas.
El termo sigue caliente, hoy no nos
olvidamos de la bombilla, el tronco que sostiene nuestro desayuno se pregunta
que es lo que bebemos. Hace tiempo que le perdiste el miedo al mate, y a otras
cosas también. Hace un tiempo que soy más yo de tenerte a mi lado, y otras
cosas también.
Boggie Chillen’ viene de improviso a
mi cabeza, el tintineo de esa guitarra me azota, me deja desnudo ante mi próximo
sueño por cumplir. No hay nada que se interponga ante las ganas de un hombre.
Sobre las luchas y la música, sobre
esos pilares se construye tu imagen. Tanta claridad de golpe entró por la
ventana de mi corazón el día que te vi, que creo que es el acumulador que más energía
me sigue dando cuando se cortan las luces de la gran ciudad. La de mi mente.
Quiero llegar a una cascada,
volcarme sobre el agua, que no haya nadie, que sea miércoles, que la rabia de
la rutina se haya quedado encerrada en el mismo momento que la llave dio su último
giro, quiero que nada me preocupe más que seguir buscando fotos para mis
recuerdos. Que el tiempo pare, que se ralentice, que serpentee como Morrison a
su micrófono, que amague con caerse, que cierre los ojos, que de un salto y nos
conceda ese waltz.
Si atardece que sea sobre un mantel,
que el libro se haya llenado de pasto, que la sombra del Eucaliptos no pare de
refrescar mis memorias, que en el narcótico momento tu sombra a contraluz
muestre ese vientre hinchado y mi eternidad entre tus pechos y ese monte. Que los
duplicados latidos de tus pasos paren justo frente a mi, permitas que bese tu
piel, te haga lugar, me seque la baba de la siesta donde tenía una pesadilla de
mi vida anterior, y te sirva un rico té.
Cuando el atardecer, indecente e
infaltable, grita como Jagger en Sway, las cosas estan recogidas. Rodar de
noche es entrar en comunión con habitantes desconocidos, chicas que venden lo
que queda de sus almas, pues sus corazones estan detrás de ese viejo motel,
cerca del baño, al costado del almacén de bebidas, en una cuna. Lobos
corredores, jaurías de buscavidas, mercenarios, responsables de martillar sus
presentes a cambio de dignidad para sus planes. Animales de poca compañía.
Bichos que durante la diurna jornada no se atrevían a dejar sus escondites. A
muchos nos pasa lo mismo. Pero un día cruzamos la calle sin la mano del mayor.
No se a donde vamos, no creo que nos
importe más que estar bien, ayer el subtitulo de una serie tiraba: “tu eres mi
hogar”. Creo poder decir que siento lo mismo.
Un día las viejas heridas nos harán
más libres, volveremos a tener bocas precoces, volveremos a tener lenguas sin
mordeduras y caricias sin ataduras, hasta ese momento, sigamos curándonos de la
manera que nos sale.
elbicho juega con tantas imagenes, es ponerlo en el reproductor y llevarme a aquel tren que nos traía de una experiencia, de un viaje, de un sitio, de una vida cortita. Nos arrastraba a un final trágico, veniamos cansados, no derrotados, pero casi, encima, a mi se me da por quedarme y ella por irse. Bueno en aquel tren le presté un auricular a mi madre y allí lo descubrió, alli se pegó su imagen a esas primeras canciones.
Por lo visto, va el subconsciente finito, agarrar 3 cds. y que dos de ellos vayan por el mismo camino tiene guasa. "Arena en los bolsillos" es el primer álbum de Manolo Garcia como solista, desconocido para mi, conocido para mi madre que ya estaba al tanto de sus andanzas con "El último de la fila".
Al cerrar cada noche el pub de Alcocebre, uno de los dueños (eran 3 hermanos y una madre), encendía las luces y echava a los clientes con "San Fernando, un ratito a pie y otro caminando", despacito.
Como un rico Fernet, así de despacito tambien iba entrando en mi aquella canción, que le hice conocer a madre sin saber de todo lo anterior, así fue como de aquel pueblo nos vinimos con arena en los bolsillos, con muchos pájaros de barro y con muchas canciones que erizan la piel de solo ver el nombre.
Si se sorprendieron con el precio de los cds. de Bunbury (1 euro) si supieran que éste de Joe Coker me costó 21 céntimos menos, no me creerian, pero si El Corte Inglés acepta que hubo un error de etiquetaje, hace frente al hecho, rectifica su error para el futuro, pero tu te llevas lo que querias al precio que decia.
En el interior de esta piñata hay éxitos de los Rollings y de varios artistas más que por aquellos hermosos setenta compartian magia con este joven.
Salís a
correr como empezás esta página, sin ideas, sin saber.
En el
medio, muchas de ellas te invaden, algunas se repiten, otras indagan en los
espacios ya creados horas antes, cuando una noche destapó los demonios más
profundos.
Ideas,
inestables como corazones, se sacuden, se dejan ver, algunas terminarán la
carrera contigo y se derrumbaran en algún papel, alguna acción. Otras,
caravaneras, se pondrán el disfraz más burlón y no volverán a aparecer hasta
que alguien las detone.
Se te
mezclan las cosas, no sabes si escuchar música, si caminar, si comprar, si
comer, si el gimnasio, si leer, o si cine, tantas cosas a la vez para un solo
cometido, el mismo, gastar el tiempo, único y escaso, de la forma que mejor nos
sintamos.
Matar,
morir y siempre la piscina con poco agua, como si la idea de tenerla alla atrás,
enterrada reemplaza todos los veranos, mágicos, pasados. La imagen es siempre con
poca agua, así, agridulce, los días. Seguro recordaran los momentos de pobreza
(tuvieron, no?) en que aquel compañerito de escuela compartía su sándwich pero
te ponía el dedo para que no te pases con la mordida. Así.
Con
ganas de tirarte, pero conociendo la dureza del fondo y la debilidad ósea.
Y
vagaba mi cabeza, divagaba. Siempre tengo el libro aquel sin escribir, pero por
suerte, mis latidos, más canosos, afrontan nuevas ideas con más maña, con más
cintura, entonces me agarran, me zarandean y me aconsejan empezar por un cuento
corto, después llevarlo más lejos.
Los
ojos se rieron, de mi frente seguía cayendo transpiración con algún producto
capilar para moldear un peinado mañanero, y se me colaba por las mismas
cavidades que, como borrachas, le recordaban al tonto aquel que tiró aquel estúpido
destello, lo cómodo del sillón, y las películas
por ver. Seguro encuentre más significado en eso, que pelearse con una
inspiración que nunca lleva reloj.
Yo no
le creo del todo, hoy, en pelotas, y con olor a huevos, a transpiración debidos
al concierto de anoche, me puse acá a hablar de amor. Por supuesto que nunca
puedo ganarle el pulso a describir la pena, los dramas son más reales que las
comedias. Aunque en los mensajes no discriminan los géneros.
“Puedo
escuchar los latidos…” leía ayer en una frase que, según como se interprete, hablaba
del lector y su relación con el escritor.
Me
quedé con esa imagen, a mi también me pasa, quizás a todos los que nos
explayamos de esta manera. Veo a mi madre, siempre fiel, yendo a buscar mis
noticias, mis letras, mis fotos, algo mío que le quité. Veo a mi hermana,
apresurada, como joven, como fui hace poco, leyendo atragantada mis
alucinaciones, y pasando rápidamente a otro asunto, pero además la veo en el
futuro, con años marcando los surcos de su cara, con arrugas rodeando las
sonrisas que le producen textos olvidados que ella alguna vez imprimió y guardó,
la veo, la veo sin mi, sin mis pasos en este sueño. Abrazado a la idea de la
eternidad, hecho ceniza, esparcido como sal en piedra donde alguna vez el mar
ondeó. Verse sin uno es matar a un niño.
Recorro
la cara de mi amor, la chica esa por la que valen tantas penas, por la que
valen tantos sacrificios, la que vale mis silencios más hirientes, la imagen
esa que no quiero arruinar, estoy cansado del dolor, algún día todo esto será
menos denso, alguna vez le explicaré tantas cosas que hago por ella, mientras
me mantengo estoico a una imagen de, de piedra, de roble, de ácido, corrosivo. La
felicidad tiene como zaguán un pasillo espinoso, esta en nuestro poder mental
descalzarse del todo y afrontar el reto.
Mi
viejo también entra en los latidos que escucho, quizás más torpe con este
futuro tan poco tangible, pero preocupado, como siempre por la cabecita loca de
su hijo.
Y los
veo, y ahora que pienso, tal vez por eso me detengo y no continuo, al ser tan
distintos entre todos y respetarlos tanto, no prospera mi la planta que quiero
ver frutada.
A donde
iba con todo esto? A ningún lado, como siempre (hasta que no exista más esta última)
Ímaginate que un día consigues todo aquello que te propusiste un día, un día en que tu madurez comenzó a brotar por los poros de la piel, aquel día en que decidiste que estudiarías para llegar a ser algo en la vida. Después de todo lo hecho, imagina que te dicen que todos los años aplicados a un sueño no sirven para nada, porque alguien lo decidió así, alguien que por supuesto ni conoces, ni tiene nada que ver con tus sueños salvo que te los destroza, decidiendo por tí si no es suficiente todos los años aplicados para llegar a ser aquello que tanto deseaste ser.
¿Por qué aún hay gente que se permite el lujo de decidir por los demás? Hay muchas preguntas que decimos, no tienen respuesta. La respuesta siempre estuvo ahí, no nos atrevemos a responder lo que realmente pensamos por temor a que sea verdad, la verdad en ocasiones puede ser muy cruel y negra como la muerte.
Una cuestión que se me plantea ahora, es si en el tema del amor, también deciden por nosotros. Cuando nos sentimos abandonados, tristes, decepcionados, o tan deprimidos que ni queremos salir de la cama a afrontar un nuevo día ¿Decidimos nosotros estar así? Quizás lo decidimos igual que decidimos atormentarnos con cuestiones que carecen de importancia.
Me gustaría aplicar lo que digo o pienso a lo que hago y pienso. Igual que digo que no merece la pena atormentarse por lo no vivido al igual que lo no sufrido, también digo que me atormento por lo que no he vivido y que otros han sufrido, porque esos otros son tan míos como los ojos con los que veo.
El amor es así, tu sufriste, yo sufro, tu reíste, yo río, tu lloraste, yo lloro, y así succesivamente.
Como barajar las ráfagas sin un maso donde encontrarlas todas juntas. Ellas se escapan, algunas
silenciosas, otras, minúsculas, juguetonas, a sabiendas de que el mendaz no se
va a preocupar por llegar a arañarlas. El espejo fracturado me enseña a volver
al punto de control siempre que una frase haga que mi piedra desate el bebe de
una llama.
Jugaste, ahora te hablo a vos y luego retomo, a mencionarme
sin querer, queriendo, como siempre se intuyen tus movimientos, tan fieles y
frescos, tan erráticos y jóvenes, tan duros como maduros, tan serios como los
dientes callejeros de los pulgosos a los que nos parecemos. Los dos. Siempre te
dije que éramos iguales.
Las ideas se camuflan de almohadas para que yo las abrace y
siga durmiendo. Por eso cada noche un libro de la biblioteca cerebral es
desechado. Es leído a inconciencia y es dejado en el más caliente de los
desiertos, a menos que un beduino café detone alguna de sus hojas, por la
mañana, cuando el frío mortal nos abandona, y la alfombra de Aladino ya está de
regreso a su hogar, y su reflejo pueda volcar en mi sonrisa parte de lo
evocado.
Todo viene de revolver el camino una vez comenzado, pausa,
atajo, simpleza, y hoy, por cambiar, zapatos viejos y cómodos, y a darle a lo
que salga. El “para qué” no lo busco, solo lo encuentro. Leía en esta jornada
una frase de un poeta redicha por un cantante: solo soy yo cuando estoy solo. Y
me pregunté, y sumé, la cantidad de horas al día que existo, simplifiquemos en “soy”.
Es gracioso como pueden los silencios propios y las letras e imágenes de otros
alimentar durante horas a este voraz escritor sin lápiz que habita sin pagar
alquiler en la azotea de mi torre.
Tengo fe con gafas en mi que puedo, que lograré mostrarte
que bajo de lo rigido de este ajado barro puede brotar un pistilo forzudo que
haga lo propio con sus tareas de colorear sus extremos. Sin que la gaviota que
te anida se despierte voy a tirar esta botella al mar de tu calidez, voy a
dejarla sin tapón, apuesto por tu velocidad para llegar al mensaje. Voy a jugar
a mirarte por las figuras que forman las hojas que faltan del arbusto donde me
escondo. Caminaré en los círculos que dan las expectativas de padres primerizos
hasta que el aullido de la criatura, tu percepción pida cobijo en tu razón y
lleguen a la hora del té a paladear esta canción que no se esconde porque no
está escrita.
Repito la nada que me inunda, no hay algo aquí, solo está en
tus ojos y los míos cuando nos damos tregua y cruzamos sus trayectorias.
Viene de castellano la cosa. A veces pongo al Indio porque si, porque no quiero irme a los Redonditos y porque sus cosas nuevas no estan impregnadas en la retina, retenedora, de mis oídos. Puse el primero de su carrera como solista y enterito me lo como, como si nada. Tiene buenas canciones, pero lo que mejor tiene este tipo es la capacidad de hacer frases para siempre, en particular de este disco me quedo con "si no hay amor que no haya nada, pa' que vas a mendigar" entre otras miles.
Escapando a encerrarnos, como a veces hacemos cuando nos quedamos sin ideas, o por lo contrario, cuando tenemos muchas, caimos en una tienda de electrodomésticos, que no voy a chivar el nombre pero empieza por Media y termina con Market (sin la E), allí buscabamos televisores LEDs para Clari. Terminabamos el recorrido, e, inteligentes ellos, pasamos por los CDs, Libros y pelis, hablo de su astucia ya que, antes estos elementos estaban abandonados al fondo, había que ir expresamente a por ellos, pero la nueva ubicación hace que uno, goloso, pase por ahí sin poder dejar de mirar.
Pocas cosas había, poca variedad de DVDs musicales, pocos CDs, algo debe estar sucediendo pensamos, pero antes de marchar la noticia más grata para nuestros bolsillos y más ingrata para el prestigio de uno de los artistas más grandes, actuales, de España, sino el que más, Bunbury. En una canasta se encontraban a, escuchen o abran bien grande los ojos, 1 euro estos dos compacts que me tuve que llevar:
*Pequeño cabaret ambulante
*Radical Sonora
Una falta de respeto? Quizas. Mejor para mi, y para el destino de ellos, que serán bien cuidados, bien queridos.
El "en vivo":
Tengo este amigo loco con el que predicamos, casi a diario, nos retroalimentamos de ideas que nos sirven, que entrarán en la valija con la que nos movemos, y una frase que decimos ultimamente es: que si no hacemos mas cosas en porque estamos vivo. Será eso me digo, será por eso que escribo menos, o menos profundo, será que el buen clima invita a otras cosas, será lo raro de estas vacaciones que parecen de relax, por un lado, y por el otro, de continuo aprendizaje, si bien uno nunca para de "aprehender", a veces fuerza un pelín más la maquina intentando acortar los tiempos de los resultados.
Para matar esos ovillos desprolijos mentales voy poniendo música, la pongo a la misma hora que tecleo, no mucho más. Para otras acciones, los auriculares y la más diversa "raza" de artistas, para no aburrirme, para desconcertar al oído, para alimentar las armonías con las que luego uno va haciendo camino.
Una vez me tuve que decidir, tenía poco dinero, nunca tuve mucho, pero en aquella época tenía especialmente poco, pero era más que nada. Eran mis primeros "chimangos", creía tener una entrada constante, por tanto me incité a completar alguna colección, de música, de artistas que me gustaran.
Había por aquellos tiempos solo dos bandas internacionales que me giraban el moño, "los" Bitles, y Queen. Cuando ví que, la china nunca bajó los precios de las obras de su finado marido, y que, contaban con una gran cantidad de joyas, la opción fue la más fácil.
San Lorenzo y San Martín, "El pez volador", así se llamaba y espero se siga llamando la tienda de libros, ravistas y cds. de segunda mano (entre otras cosas).
Había un zulo al final de un zaguán posterior. En aquella cápsula habitaba un tipo raro, quedado en el tiempo, que ahora me recuerda a mi psicólogo. En las paredes estaban los discos compactos encerrados en carceles finitas contra dedos rápidos, de la amplía elección posible, de "mi" banda había un par. "The Game", "A Kind of Magic" y "Sheer Heart Attack".
Éste último era totalmente desconocido por mi. Nunca hubiera imaginado que el cantante bigotudo tendría esas melenas.
Nunca voy a olvidar el sonido del primer tema de mi disco. Nunca.
Esa especie de carrusel, ese ruido envolvente, esa guitarra subiendo, ese desconocido tema, esa maravillosa canción me cautivó. Para siempre.
A día de hoy es ponerla y, retroceder a éste nítido momento que les confieso.
Le diría unas gracias más grandes de las que le dí, le contaría todo lo que lleva recorrido ese CD conmigo, las mudanzas, las cajitas rotas, ahora el "librito" pegoteado por agua de las letritas, todo eso y mucho más en un abrazo le compartiría a aquel tipo que me hizo tan feliz sin saberlo
Now de los Rollings vino en el mismo pack 4 x20€ del que hablabamos el otro día. Pero sin traicionar las ganas de escuchar a los jovenes Stones, aquellos que eran totalmente ignorantes de su explosivo éxito pocos años más tarde. De esta preciosa sesión de rabia juvenil musicalizada se rescatan muchas joyas, hoy dejo este video, bastante trillado, pero bien, a mi me gusta.
En vistas de la próxima arribada, vamos calentando motores (Espiritu Salvaje - Onda Vaga). Esta fresca banda tiene algo, algo que me pertenece y no sé que es. Me robaron el corazón con aquel video tan casero que solo giraba en una habitación (cuando hable de ese CD, lo pondré), y hoy no puedo dejar de escucharlos.
Este compact nos lo vendieron en el primer concierto que vimos de ellos aca en Barcelona, Music Hall, era la segunda vez que venían, de la primera ni nos enteramos. En la segunda eramos menos de... 100? por decir algo. El año pasado ya estaba la sala más llena, dentro de 20 días seguro llenarán, ojala sea así por ellos, así por nosotros, así ... así...
No dejo tema, dejo peli argentina, entera, donde en un momento sale el tema...
Negro es el pensamiento y negro mi corazón, se pudrió pensando en que algo bueno podría llegar a él, y esperando, se enfermó.
Negro es el futuro, pero a pesar de ello, las almas juveniles muestran una gran variedad de colores que tapan ese futuro negro y lo vuelven incógnito.
Si hablamos de negro, de vuelta esta el blanco, enseñando la contrariedad de todo lo que nos rodea y también mostrando una oportunidad nueva para todos, a la cual muchos tienen los ojos vendados a ella.
Y si el negro no se separa de nuestra mente, podría llegar a ser mortal, puesto que si en nuestra mente todo es negro, no habrá salvación salvo una única solución final.
Negro es el cielo, cuando se revoluciona ante los seres que habitan la tierra, al ver que éstos no son capaces de cuidar lo que les da la vida y lo que les da la energía para seguir viviendo.
Negro es el gato, que es abandonado por su apariencia y por falsos pensamientos de un ser ignorante.
Y aunque negro sea todo, siempre habrá alguna persona que le saque la parte positiva de todo y nos haga ver los diferentes matices que puede llegar a contemplar este color en un solo tono. ¿Será optimismo lo que les lleva a mirar de otra forma todo lo negro? Serán optimistas informados de que no todo es como aparentemente es, sino que hay que ser más inteligente y buscar más allá de todo lo que nos rodea. Todos necesitamos nuestro tiempo para pensar, todos necesitamos un tiempo para decidir y tener una visión sobre algo, no pasa nada si nos tomamos algo más de tiempo para tener diferentes puntos de vista sobre una misma cosa o situación.
Hoy empecé por el sector “Lengua castellana, o español”, León
Gieco dice su perfil, “Mensaje del alma” su título, sus letras son muy
emotivas, me trae muchos mates a la mente, mucha nostalgia, me borra la última
bochornosa actuación del autor por estas tierras, me lleva a la vera del río,
aquel Paraná que tanto me late, aquel que puede ponerme chisposos los ojos,
aquel que me estrangula la garganta de solo saber que mi madre lo ve cada
mañana, que mi hermana se esconde cada verano por las islas como en otra vida
yo lo hacía, me lleva a las lágrimas que lavan, las salvajes que atacan sin
contemplación, las que no preguntan la hora ni el momento, solo salen del alma
para purificar, para oxigenar esta cansada sangre, hidratar estos ojos que
quieren más, y tienen poco, tienen mucho pero quieren más.
A eso me lleva y aun gran amigo, un pibe extraordinario,
noble como los eucaliptos de la barranca, hermano de un grupo fuerte, raiz de
mis amigos, de los verdaderos, de los que extraño, odio y quiero al mismo
tiempo. Julián (de otra forma no se podía llamar) me lo dio, me lo regalo sin
querer, o sea, sin pensarlo y queriendo mucho.
Mi vuelo del 2009 salía en pocas horas desde Buenos Aires,
Tienda León, la puta compañía esa, tan cómoda y tan hiriente, pasaba por casa
en 40 minutos. En la discoteca (creo que se llamaba Madame) me había dejado los
últimos pesos, que no eran ni pocos ni muchos. Nos lo bebimos todo, todo para
gozar, para disfrutar, para pasarlo bien. Para despedirnos. Miento. No era
Tienda León, pido disculpas, era mi tío Jorge quien me acompañaba en esta
procesión, él y Adriana me acunarían en los asientos traseros de su coche
mientras mi cuerpo emanaba tanto alcohol como podía.
Fue en la esquina de Los Alpes, panadería de borrachines por
excelencia, solo pocos sabemos que por la puerta del obrador, desde siempre, le
tiras unos mangos a los laburantes y te pasan una bolsa de felicidad calentita.
Allí, metiendo base al cuerpo tan liquido, nos abrazamos,
como siempre, calidamente, hasta la próxima y por todas las veces que no lo
vamos a hacer. Así fue que lo sacó de su flamante coche, acabado de comprar, y
con mucho sacrificio, buscó la cajita y me lo dio. No sé de que manera le habré
dado las gracias. Hoy, él no lo sabe, pero es un CD de tortura, de avión barato
para mi mente, de paz, de saber que en el pasado hice muy buenos amigos. Que
tengo suerte.
Entero para Uds., espero que al señor Gieco no se le despierte la vena "boina" y no me denuncie por este Link.
De entraña Rolling saqué “Goats head soup”, un excelente
disco que compré a conciencia, sin ofertas, me puse en la tienda “Castelló”, de
La Maquinista,
(ahora en las estanterías solo hay ropa) a ver las contratapas, a buscar un
hermano a “Black & Blue” –ya hablaremos de él en adelante- algo compacto,
pocos temas, pocos éxitos, todas genialidades, cuando digo pocos éxitos quiero
decir que tenga pocos temas tan quemados en recopilatorios o en directos. Empieza
con “Dancing with Mr. D”, ponete los vaqueros y salgamos a rockear, de los
otros 9 temas que tiene podemos excluir “Angie”, y ponerlo en una fiesta de
veintiañeros y pocos podrán seguir sus estribillos, me gusta lo fresco que es,
pero sobre todo, que no me falló la intuición al cogerlo.
Miren este precioso conciertito de 20 minutos por Dios!
Queen in Nuce. Así se llama el último álbum que seleccioné
hoy. ¿Cuál?¿Como se llama? Queen in Nuce, es una joyita. Pirata. Voces
preciosas jóvenes, vírgenes. Sonido por explorar, un mundo de posibilidades
delante de ellos. El disco pertenece a la prehistoria de la banda, cuando
Deacon aún no estaba y Freddie recién entraba.
Calle Pelai, de otra disquerías que desapareció, tenía un sótano
enooooorme, lleno de música, había cosas increíbles, muchas, muy baratas. Había
Mercedes Sosa, La Mosca,
Atahualpa, que se yo, era algo rarísimo, nunca entendí por qué cerró, pero
sospecho que el FNAC Triangle no debe haber ayudado mucho a su supervivencia.
Decidí
reactualizar mi oído musical. ¿Cuántos de nosotros tenemos CDs? Pilas de ellos,
muchos llenándose de polvo, otros, los escogemos, miramos la portada, luego la
contra, para recordar un buen momento, pero a nuestra vista hay algún tema que
no se le escapa, no le gusta, le parece demasiado escuchado, se lo comunica al
cerebro y éste le da las directrices a los brazos para que las manos dejen
donde estaba anteriormente el objeto, y redireccionar la búsqueda y/o inquietud
hacía algo o más fresco o más lejano o distinto o, miles de “os” (letras “O”,
plural).
Se
dieron cuenta que cuando puse “ y/o inquietud” no suena del todo correcto,
sería “e/o inquietud”, pero como nunca lo vi así escrito prefiero guiarme por
los impulsos. Aquí sí dejo que eso ocurra, en la vida real, la única, no pasa
tan a menudo. ¿Dr., tiene turno para la semana pasada?
Y fue
allí, donde me dí cuenta que, si bien Fito dice que “las cosas tienen
movimiento” (y me gusta la idea de la transformación de las mismas), me
gustaría agregar “y también historias”. Ambas cosas son lógicas, casi
trivialidades, pero eso no nos compete. No hay juez aquí.
De la
torre de “Internacionales Varios” cogí: “Pensées concrètes” de Amélie
Angebault.
La piba
ésta, con nombre de peli de culto, nos cautivó una de esas noches mágicas, de
las que uno no espera nada y las cosas salen mejor de lo planeado.
Fuimos
(Clara y yo) con unos amigos (Agus y Mati) al concierto de una banda callejera que se la rebusca
habitualmente cerca de la catedral, se llaman Microguagua, son mestizaje, hay
argentinos, uruguayos, y demás yerbas. Tocan desde Marley hasta Todos Tus
Muertos, de a poco van metiendo sus temas, pero Los Cadillacs o Che Sudaka
(otra banda del mismo estilo, en la que se reflejan) son las que más aparecen.
El
sitio quedaba en el Raval, pequeño salón, quizás a priori no pensaban llenar,
donde entrada bien la noche, no cabía un alfiler, no se podía respirar y se había
transformado en un sauna, y los carbones… los humanos.
La
recaudación (míseros 3 € por cabeza) eran para las mujeres de los mineros de
Bolivia. Sin palabras.
De
telonera, esta niña que se asomaba al postigo de ser una mujer, o al menos su
fragilidad, dulzura osuavidad, daban
esa impresión. Sus temas hipnotizaban, y al acabar la función decidimos
comprarle su arte.
De la
columna “Nacionales y españoles” cayó Guasones, Gira por España 2012.
¿Les
hablé de este viaje? Algo les dejé ver en el texto “Cuatro Marcas” (dejo link
por si quieren chequear). Brevemente, para navidades Mati me regaló la entrada
para ir a verlos a Madrid, hacían de teloneros de M-Clan (Bored), fuimos en bondi, me leí un libro entero de Fabio
Volo, él comenzó a leer un libro olvidado que nunca pudo terminar y aun
buscamos por las librerías. Llegamos justísimo, encima había que cambiar tickets
para la vuelta, encima la capital se veía azotada por una huelga del transporte
público. Lengua afuera, unos cubatas y a la pista. Facundo mostró rock durante
lo que le permitieron 45 minutos muy Stones. Felicidad. Volvemos a las casillas
nuestras, vamos por otros tragos, preguntamos por los camarines, y el que nos
guió nos regaló este CD. Bah, éste no, el de Mati, que le ofrecí como regalo
navideño. El mío, éste, el que escucho, me lo dio el batería de Guasones, que
tenía muy buena onda con mi compañero y que además, nos facilitó su pulserita
para entrar a los VIPS. Noche redonda. Anécdota para enmarcar.
Del sector “Rolling Stones”, December’s
Childrens. Nada del otro mundo, una buena oferta del FNAC, 4 por 20€,
opté por comenzar a integrar mi mermada colección desde lo más profundo de la
historia musical de la banda, así que seleccioné 4 de los primeros que más
adelante irán viendo.
Sabes que soy de las personas a las que les gusta (no se si gustar es el verbo apropiado) dedicarle mucho tiempo a pensar, a darle vueltas y más vueltas a las cosas, tantas vueltas, que al final todo en mi mente se vuelve del revés y me hace pensar de forma distinta a la que pensaba desde un principio. Pues bien, la cuestión es que no sé si habrá gente a la que le suceda también, quizás te suceda a ti, pero hay veces en que me encuentro haciendo preguntas al aire que nadie contesta. Esas preguntas surgen en el momento más personal que pueda existir a lo largo de un día cualquiera; mirando el mar, mirando un gato, mirando el cielo o una nube...
Yo hago preguntas a alguien que no se quién es, pero sé que alguien o algo es. No recibo respuestas claras, pero hay que decir que hay veces que me llegan unos mensajes poco claros que tras mucho tiempo y paciencia logro descifrar hasta encontrar lo que realmente importa: el significado de la respuesta a la pregunta hecha.
No son pocas las veces en que me encuentro desprotegida, hay momentos en que parece que no hay nada que me haga evolucionar y eso hace que mis objetivos se alejen más y más de mí. Vale, voy a ser clara, no sé cual es mi objetivo, no sé a qué me quiero dedicar y tampoco sé que va a ser de mí. A veces creo que no voy a ser nada en la vida, otras pienso que voy a ser lo que quiera ser, ¿por qué tantas diferencias entre pensamientos que vienen de una misma mente?
Es cierto, no tengo muy claro el futuro que me espera, pero si hay algo que tengo claro es con quién quiero pasarlo y de qué forma y es contigo y felices.
Ya no me dices tan a menudo como antes las cosas bonitas que a cualquiera le gusta escuchar de su pareja, pero yo voy a dejar de lado hoy mi orgullo para decirte que te amo con todo mi corazon, mi ser, mi razón, mi alma...
La
butaca tiene la misma comodidad que cualquier asiento por el que no se paga. La
altura del respaldo no supera la L1.
Vértebra Lumbar 1. Si la quinta esta tocando la rabadilla por allá abajo, suban
un buen palmo hacia arriba y se darán cuenta.
Es
jueves de un agosto peligroso, verano tardío, noches en calma térmica, pero ojo
con salir a la intemperie al medio día, se corre el riesgo de insolación
prematura.
Si es
agosto, como cada uno de los últimos diez años de mi carrera profesional guión
laboral, salgo a las 14.30hs. , lo que me da mucho tiempo para burlar el plan
matinal de ir a la playa. A no ser que sea estrictamente necesario.
Llegué
a casa del club tocando las cuatro. Anémico. Con lija para acabar con lo primero que se cruzara en la nevera, de
cocción minima.
100
abdominales, piscina, 10 minutos crol, 10 minutos espalda, 5 minutos de charla
obligada con el socorrista rosarino ha sido toda la rutina deportiva de hoy.
Puse
“Edmond”, una peli que hará 5 años Matías alquiló, cuando las pelis se
alquilaban, por su escasa duración, y porque me quedó en el tintero que a mi
amigo le había sorprendido bastante.
Antes
de que una dulce y embriagadora mini siesta me lleve a cerrar las ventanitas
visuales, quedé con Mati sobre la vuelta del partido. Está de pretemporada y
esta tarde/noche se enfrenta al Vilassar en su campo.
Me
olvido, o me pareció poco importante, o que no tenía nada que ver en el
contenido de esa llamada, decirle que al mediodía compré los billetes para
volar a Argentina para las fiestas.
Me
despierto abrumado, rebobino la peli, pongo el agua para los mates, y continuo
viéndola. Se me hizo tan tarde que puedo terminar de verla. Calculé que para
llegar al partido a las ocho y media, necesitaba agarrar un tren en el Clot
tipo 19.30. Son las 19.10hs. , Tengo que ir en moto, otra no me queda.
Atención, no olvidar ni auriculares ni libro.
Llego
bien a la estación, en un miserable minuto sale el tren, para en todas las
estaciones. Me encanta ver el mar desde la ventanilla. Me trae recuerdos del
primer tren regional que cogí junto a mi madre para llegar a Oropesa de Mar,
para el otro lado de donde me estoy dirigiendo.
A
medida que me como las páginas les encuentro más sabor. Será que el escritor
abre un poco más el juego, Araoz deja de ser un completo desconocido, tiene
algo de pasado, no solo su adicción al cigarrillo.
Bajo en
la parada correcta. Siempre que paso por acá recuerdo una pegatina en la heladera de mi casa, aquella nevera
Motorola, con un motor de mil demonios, de puerta mega dura, anti atracones de
media noche, con manija alta para lo enano que era en aquel entonces,
descascarada su pintura, los stickers hacían la función de disimular la edad
del electrodoméstico. Eran los años 80. Entre las calcomanías que más recuerdo
están una de Mickey Rourke, muy joven, con puño vendado, creo que rezaba
“Llámame si me necesitas”, una de Lennon, horrenda, de esas que vendían los ex
adictos en el colectivo, esta decía “yo me drogué y …” algún comentario absurdo
y negativo, unas de “Barcelona mes que mai”,y esta rara de Vilassar de Mar, donde una torreta se erguía en la foto.
Entre otras tantas.
Sigo el
itinerario, recto por la carretera que bordea el mar y subo por la carretera de
Argentona, serán como diez calles de largo por otra decena para el lado de la
montaña. En el camino admiro las casas con jardín delante, todo un sueño.
Llego
puntual, hay poca gente en las gradas, nadie me cobra para entrar, vamos bien,
me quedan 15 minutos para que empiecen a decir los nombres de los jugadores por
megafonía, voy a seguir con la historia que tengo entre manos, estamos cada vez
más cerca de saber que pasó con Perlassi, aquel jugador que por alguna razón
tanto inquieta a Ezequiel.
Miro el
reloj que marca la hora del partido, en la cancha, en el césped, artificial,
recién regado, si, se riega, unos preparadores físicos colocan conos, pelotas y
otros artefactos, al parecer saldrán tarde a calentar.
A las
20.45 salen todos los locales, ropas de entrenamiento, me irrita no saber nada,
ni cuando empieza, ni si mi amigo va de titular. Le mando un mensaje de texto a
modo de testigo de mi momento, sé que él no puede leerlo, pero me pregunto si
acaso la comitiva visitante llega con retraso.
Son las
9 en punto, creo que ya es hora de que estos pibes se vayan para el vestuario a
cambiar, de que empiece el partido. Que poca gente hay.
A las
21.10 se me ocurre fisgonear un poco la cuenta de Twitter del club local, a ver
si informan de este contratiempo. El último post es de cinco minutos atrás,
dice algo asi: “Empate de @UDAGramanet, Moha. Primer gol recibido del
temporada”.
¿Cómo?
¿Qué
pasó?
¿Dónde
estoy?
¿Dónde
se esta jugando?
Salgo
corriendo, nunca se me ocurre preguntar nada a los otros seguidores que estaban
tímidamente esparcidos por la tribuna, veo otros reflectores a pocos metros.
¿Será la cancha de al lado?
No, es
un gimnasio. ¿No es éste el campo?
Calma.
Vamos a ver la página web de la institución, vamos a ver si acaso en Twitter
dicen donde están jugando. Benditos telefonitos, a veces es tan lindo tenerlos.
Sobre todo para no hablar con nadie y autogestionarse.
La
cuenta oficial del @CEVilassar aclara en su enunciado “Bla bla bla Vilassar de
Dalt” y la reputísima madre que lo parió! Estoy en la población de abajo. Miro
el reloj y ya terminó el primer tiempo. Me voy hasta la carretera, miro hacia
la montaña, parece que la torreta de la calcomanía esta por allá, en una
montaña, también puedo divisar un polígono industrial, creo que hay un
supermercado grande, ahí están las únicas cuatro torres de luces encendidas de
la zona. Hay mucho camino hasta allí. Esta por comenzar la segunda parte. Tomo
la determinación de mandarle otro sms a mi amigo, “Lo siento, soy un boludo, me
equivoqué de pueblo, me voy para casa, hablamos!”
Me
vuelvo a colocar los auriculares y emprendo la marcha hacía el muy oscuro mar,
riéndome de la tontería que me pasó. Fastidiándome más por las ganas de verlo
patear la pelota, con lo bien que lo hace, que por los siete Euros y medio que
me dejé en dos horas para nada. Para nada no, tuve una tarde muy relajada de
lectura.
La
vuelta paso rápido, tenía un par de llamadas de mi tía, que por vergüenza, no
atendí en el tren. La
Meridiana estaba vacía, llegué rápido y fresquito a casa.
Fue dar
un paso dentro del departamento y Matías me llama, no cuestionó mucho mi mala
suerte, me invitaba a cenar por ahí con su ex compañero, Javi.
Ya en
la pizzería, más tranquilo, me encontré brindando por esta reunión. Por otro
Jueves Cobarde. Y porque había sacado los pasajes, creo que allí radica la paz
interior que me dominó en todo el asunto.
Nada
como pensar en la cercanía de los tuyos, a sabiendas de todos los quilombos que
vendrán por esos días. Las fiestas nunca son su título, pero cada año nos da la
revancha de poder mejorar la anterior.
Creo que esto podría
empezar el miércoles, para poner una fecha, para hacerlo cercano. Pero en
realidad, viene de mucho más atrás, es un virus inoculado. ¿Por qué? ¿Por
quien? Imagino que por los criadores de mi ser, aquellos que se tomaron algún
tiempo en hacerme entender algunas cosas, algunos costos, algunos costes. Mucho
de aquello me ayudó para hoy estar donde estoy, como estoy, para que cuando
rompiera aquel cascarón, ya quebrado hace un tiempo, tenga las defensas
necesarias para que mis plumas vieran la luz.
Tuve que cambiar un
plan. La idea era ir a recoger a mi novia a la salida de su trabajo. Pero algo
se interpuso. Alguien. Matías. Aquel pibe que lleva años luchando por estar
donde le pertenece, con un proyecto suicida, sin miedo a la boca del lobo, una
vez que uno toca fondo (y él lo hizo), no se puede ir más abajo, por eso, sabe
por lo que pelea, y de la forma en que se encarama en la batalla.
Esa misma noche, la
del miércoles, la vida le daba una revancha, un club con el que llevaba
entrenando un par de días tenía un amistoso con el Sant Andreu (y le pongo
articulo delante porque es un club de aca, que se fuera de alla, me pego en los
dedos antes de hacerlo).
Sant Andreu es
nuestro barrio adoptivo. Sant Andreu el barrio donde nació mi novia. Sant
Andreu es el club que fichó a Matías, dejando atrás su etapa en el club de
nuestros amores, Rosario Central, cuando aun no tenía 22.
Ese día a las
20.30hs. la vida le ofrecía una oportunidad. Demostrar lo que vale, contra el
club que debería ficharlo. Y yo tenía
que estar ahí.
La primera parte del
partido fue toda para el local, dos a cero decía el marcador cuando nos íbamos
al entretiempo, pero él aun no había entrado.
Segunda parte, la
chance, y la aprovechación de la
misma. Por las gradas dos caras conocidas, los compañeros de piso de él, ambos
argentinos, ambos peluqueros, ambos pasaron la barrera de los 40, o casi. Foto
para el recuerdo de la banda.
Termina el partido
con los números de la misma forma, eso es bueno para mi amigo, que cerró un más
que aceptable partido. Me voy pitando, llego tarde a casa.
Aparco la moto, dejo
el casco, voy hasta la puerta de casa, entro y Clara no está, pero mi teléfono
movil tampoco. ¿Donde lo habré dejado? ¿Se me habrá caído?¿Que hago ahora?
Salgo a buscarlo.
Me paso todos los
rojos de Torras i Bages, todos con la precaución de que no pase nadie y de no
ver esas dichosas luces azules, de los hombres azules.
Llego al mismo sitio
donde antes estaba la moto, el celular no está en suelo, quizás me lo hayan
robado. Las luces del club ya no hacen su función.
En la puerta del
club le explico a un empleado que me dejé algo en las gradas, no vas ver nada,
pero si queres pasar, pasá, me dice, pero en su acento y con sus palabras, no
estas.
Voy hacia donde
estaba sentado, lo recuerdo bien, eran butacas amarillas, sin manchas, cerca de
las visitantes, lejos de la masa. Voy tanteando
el piso con cuidado, estoy cerca, es esta fila o la otra, no se ve un carajo.
Alzo la vista, casi
decepcionado, haciéndome el coco de lo tarde que llegaba al encuentro con la nena, de que no podía avisarle, seguí
pensando en fracciones de segundos: ¿Donde está la comisaría más cercana? ¿Como
llamo a Vodafone? ¿Perderé mis contactos de la “SIM”? Y mil ráfagas más, pero
mi sorpresa fue mayúscula cuando el artilugio destacaba por su negrura en el
bello color primario.
Evitaré contarles la
alegría de la vuelta a casa y lo difícil que fue trasladarle mi heroica
historia a la muchacha que ya llevaba en casa un buen rato, con fatiga post
laboral y hambre.
Jueves, día que me
veo con Matías casi como si de una ceremonia religiosa se tratara. Este ritual
no sabemos muy bien el día que empezó, pero si que es inquebrantable en un 99%
de las veces, a menos que sea razón de fuerza mayor.
Estábamos cenando en
la rambla de Fabra i Puig (puch para los que no hablen catalán), muy enzarzados
en una discusión, cuando de repente, muy cerquita nuestro, escuchamos a un
hombre mendigar, el “speech” fue duro y largo, el momento inoportuno para los
que tenemos la, llamémosle suerte, de estar sentados, dejemos de lado que esas
personas no saben que además de pudientes, en las mesas, también hay gente que
se está cayendo de la clase media, y se permite el lujo de salir una vez a la
semana a dejarse 10 o 15 euros, lógico que si realmente es verdad la situación
de este hombre, nosotros, en comparativa, somos ricos. Para evitar otro sermón,
y que la charla se nos pierda, saco rápido la billetera y cojo monedas
intuyendo lo que iba a dar. Un mal cálculo de medidas hizo que se me escapara
mi desayuno de mañana, dos euros con cincuenta. Maldigo toda la situación
actual del país, a los putos gobernantes y mi pobre sueldo, que hace que no me
relaje nunca.
Viernes, voy a
buscar a mi princesita, previo paseo por las tiendas, un vaquero gris me tiene
obsesionado.
La etiqueta original
de mi elegido ha sido modifica en varias ocasiones, la última dice que su
precio es 12.99€, y a mi, me cierra.
Pago en caja pero
9.99€. Todo tiene que dar cero. Me acuerdo siempre de esta frase. Me río de mí,
de mi berrinche del día anterior por la “colaboración” errónea, y de la vida,
por qué no.
Sábado, Clara está
terminando un libro de Noah Gordon, yo le cuento que cuando llegué, en el único
departamento que compartí, tenía en una repisa varios ejemplares del mismo
escritor, “El médico” por entonces era un best seller, y “El chamán” tambien.
Ella quiere el
primero, el día esta feo, así que salimos rumbo a Gràcia, por allí, cerca del
piso que les cuento, hay una tienda de libros usados, para mí, no hay que pagar
más de 5 euros por ese libro, Clara piensa que le quito valor a las cosas que a
ella le importan, pero no sabe que no es así, en realidad pienso que no vale
más que eso un libro tan famoso, con tantas ediciones y de tantos años.
De camino se nos
ocurre pasar por mi última Orsai, y por la tienda que nos vendió el maltrecho
regalo del último cumpleaños de su madre. Pero estaba cerrada.
Se me ocurre pasar
por la calle Verdi, recuerdo que cerca del cine había una librería, y si mi
memoria no me falla, había libros de segunda mano.
Estaba la librería,
vendía ejemplares usados, pero de ese autor no encontramos. Un “Martin Fierro”
iluminó mis ojos y colaboró con el regalo para Carlos, mi tío, por sus 57
pirulos.
La lluvia, las pocas
gotas que cayeron, apuraron nuestro paseo, de vuelta a casa se me ocurre pasar
por un sitio de empeños, compra y venta, que cuenta con muchos libros. Allí
tampoco estaba. Uno de Ledesma, del 2009, me gustó, valía 1,5 euros, su valor
original: 18. Me lo llevo. Pago con 5.
No llego a la moto
que mi cerebro me avisa que algo va mal. Aquello de “no cuento el vuelto,
siempre es de más” de Fito Paez, en esta ocasión se iba al garete. Mi tacto
contó 3 monedas y tendrían que ser más. Efectivamente, faltaban 50 céntimos.
Efectivamente, volví a por ellos. Y pobre de que no me los quisieran dar, a
menos de 1 minuto de salir del local.
Por la noche teníamos
pensado cenar carne, las imágenes de un “espeto corrido” en la tele hicieron
que recuerde que hace poco abrieron un par por acá, que pasé y el menú rondaba
los 11 euros.
Sale Clara, motor en
marcha, a ver que tal, a ver si es rico, a ver si se puede recomendar.
Llegamos y el cartel
decía: 15.90€ los fines de semana y festivos. Cuentas rápidas, 30 euros los
dos. Una compra semanal. Mucho. Nos vamos.
Terminamos en una
hamburguesería, bien cenados, Martinis y McFlurrys incluidos, por unos 20 pavos*.
Mañana es domingo (o
sea, hoy), abre el mercado de Sant Antoni, famoso por su rastrillo de libros, discos, pósters, figuritas (cromos) y demás
cosas coleccionables. No se nos puede escapar. Ahí tiene que estar.
Con El País, más
1.95 € regalaban “El secreto de
Christine” de Benjamin Black. Volví a ganar.
Ya por las
callecitas del mercado se olía el gol. Iba a caer en cualquier momento, solo
había que abrir bien los ojos. Estaba allí, tenía que estar. Lo sabía, lo sabíamos.
Noah Gordon, “El
medico” y muchos más, 10 euros, pega en el palo y sale. No pinta nada allí ese
número. Noah Gordon, pero no los que buscamos.
“El médico”, Noah
Gordon, 3 euros, centro a la olla, cabezazo de pique al suelo y a besar la red!
No pueden ganarnos, somos de otra raza, buscamos, nos rompemos el orto, y
premio, la vida a veces tira paredes, solo hay que saber devolverlas.
Para colmo, “El
rabino”, otro título del autor, se ofrecía por 2 euros, abrí la bolsa y poné
bien alto “We are the Champions”, que es lo que somos!
Tan real como crítico. Este spot detiene la escencia de un festival, difícil de explicar, donde te puedes llevar chascos como gratas sorpresas.
De los pros de este año, además de entendernos mejor entre nosotros, destacan:
Shorty Trombone, con sus sorprendentes 27 años (edad gafe), entrando por la puerta de atras a la grilla (reemplazó a un artista que se cayó de la lista a último momento), nos dejó la boca abierta y nos lleno de ese ritmo que nos faltaba, un poco de buena guitarra y mucha onda, aqui un aperitivo:
Ernest Ranglin, respeto, sobre todo respeto hacia este hombre que se subió al escenario con 81 años, un ritmo espectacular, un velocidad en los dedos del carajo, emocionante, ganas de llevarlo a la mesita de noche y cuidarlo, aqui un concert de cuando era un pibe y tenía unos 70 años:
Y quizás sube timidamente al podio Billy Bragg, solo por haber tocado "Seven Flowers" de los Stones. Mucha boludez despues. Wyclef Jean, anda a cagar, vos y todos tus Feat, tu ritmo de Shakira nos saco corriendo, ni pasar entre la gente levanto al soso público, que va a estos conciertos para hablar, drogarse y hacer que se sabe las letras de todos. Pura alegoría, pura fachada, Marihuana, Barcelona, put yours hands up!! y mucho Marley. Poca personalidad.
Cat Power y Morcheeba, música para lesbianas aburridas.
Goran Gregovic, un comodo, nunca se movió de la silla, toco temas de la famosísima (?¿?¿?) banda Gogo Bordello y aburrio a más no poder a los normales, no tanto como Rufus, que en su momento tendrían que haber pasado repartiendo Gillettes.
Suede le puso onda, pero se quedaron en solo eso, pusieron energía y poses de rock, pero estan con las telarañas aun por sus esquinas.
Snoopy Doggy fue comida chatarra, nos vendio un espectáculo américano (yanqui) con cuatro zorras bailando en pelotas, y una mascota de él mismo haciendo que fumaba Marihuana (siempre con mayusculas esa hermosa mujer).
Por no tener lo huevos de cambiarse de nombre, James Morrison, no se mereció que lo vea.
Que otra estrella me queda??? Catarres, Stanstil, Maia Mishuevos, Sela Su, Pau, Quart, Ramon y Suicide. No merecen palabras.
Rokia Traore fue muy lentita. Esperaba un poco más, que llegará un poco más.
Whomadewho. Son muy bueeeeenossssss! No me los pude perder!!! (??¿??¿?¿)
Tiken Jah Fakoly fue el propulsor de la primera calada del sábado.
Tego Calderon, un villero engreido.
Y por cierto.... no tengo perdón de D10s, no vi a Fermin Kukusumusu! un crack! como me arrepiento, esta semana seré buen seguidor y veré todos los días dos horas de su miel en YouTube.
Por suerte pagamos 25 euros. Y me llevo dos perlas.
Hasta el próximo.
Cuántas veces escucharemos esa frase tan poco
acertada. La vida, es la que es, y punto, todos tenemos lo que
merecemos y deberíamos estar contentos ya que muchos otros seres de
este planeta no tienen esa suerte y parecen estar olvidados. Soy yo
quien afirma esto que estoy escribiendo y también soy yo a quien de
vez en cuando se le escapa esta maldita frasecita.
Te preguntarás a causa de qué:
De vez en cuando recuerdo, o mejor dicho, mal
recuerdo. Debería dejar el pasado atrás pero es algo que se me hace
imposible porque he llegado a la conclusión que después de 6 años,
si no he olvidado todo lo que pasé será porque se ha convertido en
un trauma. En esta etapa se junta lo que pasé en la adolescencia y
lo que pasé en “familia”. Es curioso, en las dos etapas he
sentido y he visto como me han abandonado (o alejado de mí), creo
que realmente necesitaba llamar la atención, pero de verdad, no como
se dice de un niño pequeño. Creo que se alejaron de mi porque no
comprendieron nada, y porque me veían tan extraña que era mejor
dejarme sola, pocas veces he pedido ayuda, pero recuerdo en aquella
época pedir ayuda a gritos, pero no pasó nada.
Es difícil sentirse la única mujer de tu pareja
cuando hay fotos de la anterior mujer en la casa en dónde vive él,
poemas que le escribía y tristes historietas que a ellos les
parecían alegres. No creo que me merezca eso, tampoco creo que
le tenga que dar tanta importancia... ¿o si?
Querida pareja, tu me dijiste una vez que
quizás el amor que no me das es porque te lo robaron una vez y
decidiste no volverlo a dar, por orgullo y por el dolor que causaron
esas heridas. Querida pareja, te digo: que egoísta es el ser humano,
yo, pobre de mí, que con 18 años me entregué a ti, tenía y aún
tengo todo el amor para darte y muchas veces siento que me robas y
aún y así sigo dándotelo, me parece cruel.